Al menos 23 personas resultaron heridas este miércoles en la ciudad septentrional libanesa de Trípoli, que fue escenario por tercera tarde consecutiva de protestas violentas contra el confinamiento total en vigor en el país desde el pasado 14 de enero y el deterioro de la situación económica.

«La gente ha lanzado cócteles molotov y ha prendido fuego a la sala de seguridad que se encuentra fuera del Serail de Trípoli (edificio gubernamental)», indicó a Efe una fuente militar que pidió el anonimato, y agregó que por el momento no se han enviado refuerzos a la zona y la situación está «todavía bajo control».

Por su parte, la Cruz Roja libanesa informó en su cuenta de Twitter de que sus equipos médicos han tratado a 22 personas en el lugar de las manifestaciones, mientras que otra más ha tenido que ser trasladada a un hospital.

Entre el lunes y el martes, al menos 88 personas resultaron heridas en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, que anoche atacaron con piedras, petardos y cócteles molotov a los efectivos desplegados en las calles, según datos del Ejército libanés y la Cruz Roja.

El Gobierno libanés impuso hace dos semanas las medidas más estrictas decretadas hasta el momento en el país mediterráneo para evitar la propagación del coronavirus, con un confinamiento total, toque de queda e incluso el cierre de supermercados, que solo pueden hacer envíos a domicilio.

A finales de la semana pasada, las autoridades anunciaron la extensión del cierre hasta el 8 de febrero, lo que muchos han visto como un nuevo golpe por la grave crisis económica que vive la pequeña nación desde finales de 2019 y un azote para miles de familias que dependen de ingresos diarios para sobrevivir.

Sin embargo, el primer ministro en funciones, Hasan Diab, denunció hoy en un discurso que las protestas ocurridas en los últimos días «no se parecen a las demandas de la gente ni expresan su sufrimiento», sino que son «un intento de secuestrar las demandas de los ciudadanos y usarlas en batallas políticas».

«Desafortunadamente, lo que está ocurriendo aumenta el sufrimiento de los libaneses. La pandemia se está propagando rápidamente y si no hubiese sido por el confinamiento general las cosas hubiesen llegado al nivel de desastre nacional», concluyó el dirigente.

El país de los cedros, en el que habitan casi 7 millones de personas, ha registrado hasta el momento más de 285.000 casos de coronavirus y 2.477 muertes, según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud.