La llegada de menores a la frontera entre México y Estados Unidos se ha visto complicada por la pandemia, que conlleva nuevas dificultades como la falta de espacio, aunque las organizaciones que atienden a los niños se resisten a hablar de crisis.
Acostumbrados al trasiego de una ciudad fronteriza, organizaciones proinmigrantes de El Paso consideran que el repunte en las cifras de menores de edad que han entrado solos a EE.UU. es una situación seria, pero no un desafío insuperable para la Administración de Joe Biden.
Las cifras no son precisas y se habla de “centenares” de pequeños que están bajo custodia de la Patrulla Fronteriza o al cuidado de distintos albergues habilitados en esta ciudad que ronda los 900.000 residentes y a la que la pandemia -y el cierre de fronteras- ha obligado a reducir su contacto con Ciudad Juárez, su vecina en el lado mexicano.
Aún bajo la amenaza del virus, El Paso sigue siendo testigo de inmigrantes que entran y de aquellos que son expulsados de forma exprés por el Gobierno de Biden, que ha dado continuidad a una norma de su antecesor, Donald Trump, conocida como “Título 42”, y cuya situación sí es vista con preocupación por quienes apoyan a los migrantes desde esta orilla del río Bravo.
- También en esta población se encuentran muchos solicitantes de asilo que habían sido enviados por Trump a esperar por su proceso en México y a quienes ahora Biden ha empezado a traer a Estados Unidos.