Seguirá el Tottenham Hotspur sin saber lo que es besar las mieles del éxito una temporada más. La Copa de la Liga, su oportunidad para redimirse 13 años después se les alejó cuando un cabezazo de Aymeric Laporte mandó el trofeo al insaciable palmarés de Pep Guardiola y su Manchester City (1-0).
Sonreirá desde su casa José Mourinho, despedido cinco días antes de la final, mientras su ya exequipo caía sin muchos honores en Wembley, donde 8.000 personas -récord en el fútbol inglés desde la pandemia- asistieron a la coronación por cuarto año consecutivo del City en la Copa de la Liga, el torneo fetiche de Guardiola.
Y es que el Tottenham murió sin casi dar la cara. Plantearon el mismo partido defensivo que el Chelsea hizo hace una semana para eliminar al City en semifinales de la FA Cup. Pero empleando muchos más riesgos atrás, porque el conjunto de Ryan Mason defiende mucho peor que el de Tuchel y tiene un centro del campo mucho menos dominante.
Por eso brotaban a borbotones las ocasiones para los de Guardiola. Se pudieron adelantar muchas veces, con disparos de Mahrez desde la frontal, con internadas de Sterling, incluso con un remate de Foden a bocajarro que salvó Alderweireld con tan buena suerte para él que su rebote se marchó a la madera.
- Los ‘Spurs’ sobrevivieron casi sin saber cómo. Subsistían ante el yugo del City, que no tenía ni que preocuparse de los contraataques, puesto que Harry Kane ejercía de islote arriba, apenas acompañado de un Heung-min Son que no entró en contacto con la pelota en todo el partido.