Indonesia anunció este miércoles que ha abandonado la búsqueda del submarino KRI Nanggala-402 hundido en abril frente a las costas de Bali, por lo que no se podrán recuperar los cuerpos de los 53 tripulantes que iban a bordo cuando ocurrió el siniestro.

En un comunicado de agradecimiento a la ayuda prestada por las fuerzas navales chinas con tres naves, la Marina de Indonesia describió la operación de rescate del submarino, hundido a una profundidad de más de 800 metros, como una tarea «difícil» y «muy arriesgada”, pero no especificó más razones para detener la operación de reflote.

Durante el mes de trabajo, los equipos han descendido una veintena de veces a la profundidad a la que se encuentra la nave y han recuperado «materiales importantes«, pero el abandono de la búsqueda supone el fin de las esperanzas de recuperar los cuerpos de los 53 tripulantes que, según la principal hipótesis, están atrapados en su interior.

Entre el material recuperado figura el hidrófono, una parte del sumergible que puede ayudar a conocer los motivos del accidente que sufrió el submarino Nanggala-402 el 21 de abril mientras participaba en unos ejercicios militares y que dejó sus restos divididos en tres partes a una profundidad de 839 metros bajo el nivel del mar al norte de la isla de Bali.

El submarino, un modelo Cakra-class fabricado en Alemania en 1978 y entregado a Indonesia tres años más tarde, desapareció unos 40 minutos después de sumergirse en la madrugada del 21 de abril cuando procedía al lanzamiento de torpedos.

El Nanggala-402, que fue reformado en 2012, fue localizado cinco días después del accidente por un submarino de Singapur que participaba en el amplio dispositivo de búsqueda en el que también se implicaron Australia, India y Estados Unidos.

Indonesia descarta que el accidente se produjera por un error humano y sospecha que comenzó a sufrir grietas cuando se encontraba a entre 400 y 500 metros bajo la superficie, alrededor del doble de profundidad de su capacidad de inmersión, tras ser arrastrado por una gran ola submarina.

El presidente indonesio, Joko Widodo, ofreció la construcción de casas nuevas a los familiares de las 53 marinos fallecidos, que recibieron promociones militares póstumas.