En medio de los roces que ya venían acumulados de tiempo atrás entre varios países, no solo es el curso de la pandemia lo que preocupa y su duración sino las dudas provocadas alrededor del origen del SARS-CoV-2.

El pasado mes de mayo, el presidente Joe Biden dio instrucciones a la CIA para que, en un plazo de noventa días, le entregase en la Casa Blanca un informe real acerca de qué detonó el coronavirus partiendo de dos premisas: un origen zoonótico o bien un accidente de laboratorio.

Trump, en campaña para la reelección, llegó a decir que deliberadamente China había creado el Covid-19 en un laboratorio para “dañar a sus rivales” sobre todo a Estados Unidos.

Biden, también en campaña, señaló que de llegar a la Presidencia solicitaría una “investigación seria” que no estuviese sesgada ni salpicada por teorías conspirativas.

“Estados Unidos va a seguir trabajando con socios en todo el mundo para presionar a China para participar en una investigación internacional, plena y transparente y basada en pruebas, así como para permitir el acceso a todos los datos y pruebas relevantes”, declaró Biden en mayo pasado.

Saber o no saber el origen real del virus podría terminar recrudeciendo las diferencias entre Beijing y Washington y contribuir a incrementar las tensiones geopolíticas y geoeconómicas con más sanciones de por medio.

Rusia es el tercero en discordia en la relación con la Unión Americana pero también con la Unión Europea (UE); recientemente el club de los 27 países miembros decidió prorrogar las sanciones sectoriales que aplica a Rusia desde 2014 por su actuación con Ucrania y exigió que el Kremlin cumpla con los Acuerdos de Minsk.

Ha sido Francia la nación que más ha presionado para extender por medio año más dicha penalización a Rusia; en consecuencia, el presidente ruso Vladimir Putin promulgó una ley que obliga a todos los productores extranjeros de champán a etiquetar sus bebidas como “vino espumoso”.

A colación

Esta decisión, para defender la denominación de origen en cuanto al champán ruso, ha sido tomada en Europa como una “guerra del champán” porque solo los productores rusos podrán etiquetar como champán y los extranjeros como vino espumoso si es que quieren seguir vendiendo dentro de Rusia.

Del otro lado del Atlántico, tampoco Washington ha estado quieto y a principios del mes de julio, volvió a lanzarle a Beijing una nueva granada de mano: el Departamento de Comercio incluyó en un grupo de sanciones a 34 compañías –casi todas chinas– por colaborar con “los abusos de derechos humanos contra la minoría musulmana Uigur de Xinjiang, China” y también por facilitar exportaciones a Irán y a Rusia.

«Seguiremos usando los controles de exportación para hacer que rindan cuentas los gobiernos, compañías e individuos que intentan acceder a bienes de origen estadounidense para actividades subversivas en países como China, Rusia e Irán», expresó Gina Raimondo, titular de Comercio de la Unión Americana.

Los roces entre uno y otro lado siguen subiendo de nivel, en medio de una pandemia que no cesa, y con jugadores globales ocupados en defender sus espacios y apropiarse los de otros. La ambición hegemónica es también un virus…

A ciencia cierta estamos metidos todos en una gran guerra global, con sus propias características dado que tiene su fase comercial-arancelaria; geopolítica; geoeconómica y si bien no caen bombas atómicas si tenemos un virus como el SARS-CoV-2 que sigue mutando y matando gente todos los días y es desde luego híbrida se libra descarnadamente entre hackers, ataques de ramsoware, ciberespionaje e intentos de toma de control digital de infraestructura vital.

No sé durante cuánto tiempo seguiremos así, pero ya llevamos más de año y medio luchando contra el patógeno que sigue su carrera expansiva a pesar de la vacunación… y Estados Unidos quiere un responsable directo de este magno desastre. La gran interrogante es qué hará Biden si la CIA corrobora que el coronavirus fue originado en un laboratorio en China (y que escapó puede ser de forma accidental o deliberada).

¿Qué tipo de reacción tomará? ¿Militar? ¿Habrá nuevas o más férreas sanciones económicas contra China? Y me pregunto si la UE lo secundará al igual que la OTAN. Esto no va a terminar pasado mañana.