La explanada del Zócalo de la Ciudad de México se vistió este jueves con flores, rezos, danzas y rituales para conmemorar y reclamar la memoria del último día de libertad de los pueblos originarios antes de concretarse la conquista española.

«El 12 de agosto de 1521 todavía éramos un pueblo libre, estábamos en la defensa de nuestra nación al mando de nuestro joven abuelo Cuauhtémoc. Ese último día se luchó después de un asedio de 90 días», contó la maestra Araceli Granados, secretaria de la fundación Zemanauak Tlamachtiloyan.

El ritual ocurre un día antes de que el Gobierno de México celebre los 500 años de resistencia indígena, como ha rebautizado a la efeméride de la conquista de Hernán Cortés y la caída de Tenochtitlan.

Pero, para Granados, la conmemoración debe ser el 12 de agosto, al que llama «día de la defensa heroica de México-Tenochtitlan» al argumentar que es «una aberración» tomar como fecha oficial el día siguiente.

«Celebrar el 13 de agosto es como celebrar nuestra esclavitud (…) Nos entristece que oficialicen un día que debería ser de luto y no hoy», dijo la maestra.

La celebración se realizó a partir del mediodía, pero desde muy temprano diversos calpullis, organizaciones encargadas de mantener vivas las tradiciones indígenas, prepararon con rezos y rituales la ofrenda con las danzas prehispánicas, así como la representación de un guerrero águila.

«Preparamos nuestro momoztli (ofrenda) con flores, medicinas, siete hierbas macho, y hacemos rezos para evitar que los danzantes se lastimen. Cuando uno termina de hacer su danza se va uno viendo color de rosa», aseguró Granados.

Cientos de personas de diversas edades se reunieron para danzar, limpiar su energía y recordar a sus antepasados.

Algunos de los presentes han sido parte de estas organizaciones sociales desde «antes de haber nacido», como afirmó Victoria Márquez, quien aseveró que comenzó en la danza prehispánica desde que estaba en el vientre de su madre.