Los cuatro policías estatales y presuntos responsables de la tortura, violación y asesinato de José Eduardo Ravelo Echavarría, joven de 23 años, en Yucatán, obtuvieron su libertad.

De acuerdo con la Fiscalía del estado, un juez resolvió no vincularlos a proceso, por lo que la dependencia presentará un recurso de apelación.

La Fiscalía acreditó debidamente los argumentos para la vinculación, tras la aportación de datos y elementos de prueba necesarios para vincular a proceso a los cuatro imputados, por lo que continuará con la investigación del caso hasta su esclarecimiento”, expuso en un comunicado.

Los cuatro policías estaban imputados por los delitos de homicidio calificado cometido en pandilla, violación agravada y tortura agravada.

Una vez presentada la apelación, explicó la Fiscalía de Yucatán, el juez de control la remitirá al Tribunal Superior de Justicia del Estadopara que se evalúen las pruebas presentadas y la decisión tomada por el juzgador, tiempo durante el cual la Fiscalía proseguirá con la indagatoria de los hechos denunciados y que causaron la muerte del joven veracruzano a consecuencia de un síndrome de disfunción orgánica múltiple, secundaria a politraumatismo”.

Los hechos se registraron el pasado 21 de julio cuando José Eduardo, originario de Veracruz, fue detenido por policías municipales en el centro de Mérida, quienes se lo llevaron por “parecer sospechoso”, aunque el joven les aseguró que se encontraba ahí para una entrevista laboral, de acuerdo con lo expresado por su madre, Dora María Ravelo Echeverría, a los medios locales.

No se supo de José Eduardo hasta un día después, cuando se puso en contacto con su madre, a quien le dijo que había sido golpeado y abusado sexualmente por los agentes. De acuerdo con su testimonio, los uniformados habrían abusado sexualmente de José Eduardo en la patrulla y de nueva cuenta en los separos de la cárcel municipal.

El 24 de julio, Dora María se trasladó de Isla, Veracruz, a Mérida, para llevar a su hijo al hospital, donde le negaron la atención.

Cuando llegué a Mérida encontré a mi hijo vomitando sangre, no podía respirar ni moverse. Le pedí que se alistara para ir al hospital Agustín O’Horán. Ahí no nos atendieron como esperaba, dada la gravedad de lo sucedido. El doctor que lo recibió sólo le preguntó si era gay y yo le respondí que él ya dijo que no es gay y aunque fuera nadie tiene derecho a golpearlo y violarlo”, relató al portal HazRuido.

Aunque la denuncia se presentó el pasado 24 de julio por el José Eduardo, días después murió a consecuencia de las lesiones sufridas.