Miles de personas marcharon este sábado en la Ciudad de México recordando que los mexicanos no olvidan la masacre de Tlatelolco de 1968 y pidiendo justicia después de 53 años sin una respuesta institucional contundente.
«Yo creo que no hay voluntad política por parte de este señor (el actual presidente Andrés Manuel López Obrador) y menos los anteriores. Siguen vivos muchos de los responsables intelectuales de esta matanza y ellos (las autoridades) lo saben, pero nos quieren engañar diciendo que están investigando», relató Luis Puñón, que acudió, como cada año, a la marcha.
Puñón estuvo presente el día de la masacre en la plaza de Las Tres Culturas, y recuerda aquel 2 de octubre en el que comenzaron a llegar balas a los estudiantes, que no sabían de dónde venían.
Él intentó esconderse en la iglesia de la plaza, pero había demasiada gente y terminó por meterse, como pudo, en uno de los edificios, cuenta, para luego huir del lugar.
Para él cada 2 de octubre es un recordatorio de que el Estado mexicano persigue a los estudiantes que se manifiestan, pero también una oportunidad para llegar a más gente.
«Normalmente yo cada año antes de estas fechas asisto a universidades, fábricas y sindicatos convocando a campesinos, obreros o estudiantes a la marcha del 2 de octubre para que no se olvide que queremos cambiar este país», explicó Puñón.
UN RECORRIDO SIN GRANDES ALTERCADOS
La marcha, a la que acudieron sobrevivientes de la masacre como Luis, jóvenes estudiantes, familiares de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en 2014, sindicatos y organizaciones civiles, transcurrió de manera tranquila desde el lugar de los hechos hasta el Zócalo capitalino, donde se ubica el Palacio Nacional, residencia presidencial.
Aun así, hubo momentos de tensión cuando la policía capitalina encapsuló a un grupo de varias decenas de anarquistas, que terminaron por entregar una bolsa con cadenas y petardos para poder seguir avanzando.
La masacre estudiantil de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, cumplió este sábado 53 años. Más de cinco décadas sin soluciones ni culpables y con sobrevivientes y organizaciones clamando incansables por la justicia ante un Estado al que acusan de pasivo.
Más de 50 años después de la masacre, que el movimiento estudiantil denomina genocidio, las demandas de justicia prevalecen, son las mismas.
Reclamaron este sábado, como cada año, el fin de la impunidad por este «crimen de Estado» y por todos los que siguieron, como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, que cumplió la semana pasada siete años y cuya investigación muestra avances pero escasos.
53 AÑOS SIN JUSTICIA
Y en este aniversario de la masacre de Tlatelolco no ha habido avances en las investigaciones por parte de la Fiscalía General de la República (FGR). Según informaron organizaciones presentes en la marcha, no se han dado pasos «sólidos» desde hace 14 años.
El Comité 68 aseguró en este aniversario en un comunicado que, además de la no resolución del caso del año 1968, el Estado mexicano continúa «perpetrando violaciones a los derechos humanos o faltando a su responsabilidad de proteger esos derechos» en un país donde la violencia está a la orden del día.
Esta mañana, la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, dijo en una ceremonia de conmemoración de dicho aniversario, que la masacre del 2 de octubre «no se olvida».
«Un estado autoritario fue capaz de acribillar y encarcelar a jóvenes que pedían democracia, que exigían la no represión, que estaban en contra de un estado autoritario y que lo que recibieron frente a la exigencia de diálogo fue una traición y fueron balas», declaró la mandataria.
Por su parte, el Centro Cultural Tlatelolco organizó para este sábado y domingo dos jornadas de eventos en el Complejo Cultural Los Pinos, antigua residencia presidencial, con dos presentaciones de libros, puestas en escena de piezas de teatro, exposiciones, talleres y proyecciones, entre otros.
EL DÍA DE LA MASACRE
Durante el verano de 1968, miles de estudiantes organizaron huelgas y masivas manifestaciones para denunciar el autoritarismo del Gobierno mexicano, dominado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que reprimió a tiros la movilización para evitar altercados durante los Juegos Olímpicos.
El saldo fueron mas de 300 muertos y otros cientos de desaparecidos según organizaciones civiles, aunque las autoridades sólo reportaron 37 decesos.
Durante años, el movimiento ha exigido un juicio a quien señala como responsable de la masacre, el expresidente Luis Echeverría (1970-1976), de 99 años actualmente, quien en la fecha era secretario de Gobernación del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), ya fallecido.