El Manchester City alejó los fantasmas que llegaron con la derrota ante el PSG y aplastó al Brujas en un partido que dominó de principio a fin y en el que los hombres de Pep Guardiola hicieron gala de un fútbol total (1-5).
El encuentro fue un monólogo del Manchester City, un espectáculo en el que los futbolistas del Brujas hacían de figurantes. Con la baja por lesión del internacional español Ferran Torres, Guardiola puso como delantero centro al canterano Phil Foden, que juega habitualmente en el centro del campo.
Eso sobre el papel, porque sobre el terreno de juego Foden se movió de arriba abajo como un jugador libre, sin una posición fija, y el peso del ataque se repartió entre los diez jugadores de campo. Para muestra dos botones: el primer y el tercer goles los marcaron dos laterales, Joao Cancelo y Kyle Walker.
El dominio del City quedó claro desde el minuto uno. El árbitro anuló correctamente dos goles del conjunto inglés al comienzo de la noche, el primero de Graelish por una falta previa sobre Clinton Mata y el segundo, de Rodri, por fuera de juego de Laporte.
Parecía que a los hombres de Philippe Clement les quemaba la pelota en las botas cada vez que la recuperaban, pues sus intentos de contraataques eran anulados con facilidad por el City.
El primer tanto cayó a la media hora gracias una jugada nacida en las botas de Foden, que se vistió de centrocampista defensivo para lanzar un espectacular pase aéreo en dirección a Joao Cancelo. El lateral izquierdo portugués rompió la línea defensiva, aguantó la carga de Kamal Sowah y batió por abajo a Simon Mignolet.
El Brujas quiso reaccionar en los siguientes minutos con más corazón que cabeza, pues en ningún momento intimidó al portero del City, y al filo del descanso Stanley Nsoki cometió un error no forzado que le salió muy caro. El francés se lanzó tarde a una pelota a la que no llegaba, llevándose por delante a Mahrez dentro del área. El propio delantero argelino transformó la pena máxima engañando al portero belga con un disparo por la izquierda.