El coordinador de ciudades sustentables de Greenpeace México, Carlos Samayoa, indicó que la Ciudad de México corre el riesgo del agotamiento de los mantos freáticos por la sobre explotación de pozos para extraer agua.

Greenpeace alertó que los efectos del calentamiento global provocarán fenómenos hidrometeorológicos que generarán estragos en el valle de México debido a su origen lacustre y la degradación de los ecosistemas que lo rodean en donde se deberían infiltrar el agua pluvial y absorber el dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero.

Carlos Samayoa, indicó que la Ciudad de México corre el riesgo del agotamiento de los mantos freáticos por la sobre explotación de pozos para extraer agua para el consumo humano.

Todo esto genera que la CDMX tenga que “importar” agua de cuencas lejanas lo que traerá consigo un gasto mayor de energía por el uso de bombas eléctricas para traer el líquido hasta la capital; A su vez, el gasto de energía implicará generar la electricidad utilizando métodos poco sustentables de origen fósiles como el combustóleo utilizado en la termoeléctrica de Tula y que produce más gases de efecto invernadero y como consecuencia el calentamiento global.

“Para abastecer aproximadamente el 40% del agua que se usa en la Ciudad de México y que se trae del Sistema Lerma-Cutzamala se tiene que usar la misma cantidad de energía que usa toda la ciudad de Puebla diariamente, únicamente para bombear el agua, lo cual es una señal de alerta porque la energía que se usa viene de fuentes generadas con combustibles fósiles los cuales agravan el cambio climático al generar gases de efecto invernadero en su producción”, dijo.

Samayoa reconoció las iniciativas del Gobierno de la Ciudad de México para combatir con el cambio climático como el impulso  al transporte eléctrico, la generación de energía solar y el programa de cosecha de agua, pese a estos programas, la capital tiene al menos cinco años de retraso en el cumplimiento de los acuerdos internacionales y señalo que es impostergable que las autoridades capitalinas y del Estado de México emprendan acciones contundentes para detener el deterioro de los ecosistemas  que rodean el Valle de México.

También, Samayoa señalo en particular que el bosque Jilotzingo, en el Estado de México, se encuentra en peligro por la tala de unos 180 mil árboles, por el desarrollo inmobiliario.

“Estos sistemas naturales son vitales para poder seguir luchando contra el cambio climático porque son puntos estratégicos de absorción de dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, porque permiten la infiltración de agua pluvial y, por otro, porque son puntos en donde aún se permite la proliferación de la biodiversidad en la cuenca del Valle de México, entonces, desafortunadamente estos sistemas están cada vez más amenazados principalmente por el crecimiento urbano que aún no tiene un control y una planeación lo suficientemente minuciosos y exhaustivos para evitar poner en riesgo estos sistemas de gran valor ambiental”, lamentó.