En África, la crisis climática no es una amenaza próxima a llegar, pues en la actualidad, sus estragos ya están afectando a sus millones de pobladores. Por una parte, en el sur de Madagascar la sequía está provocando hambre en las personas y, por otro lado, las lluvias torrenciales en Sudán del Sur, Níger, Uganda, Kenia, Senegal y otros países de África desplazaron a 1,2 millones de personas en 2020.
Los factores que demuestran que ya están viviendo las consecuencias de la crisis son; las sequías extensas, el avance de los desiertos, el incremento de la temperatura de los océanos, la mayor variabilidad de las lluvias y la multiplicación de fenómenos meteorológicos extremos como ciclones, riadas e inundaciones.
Por ello, la doctora Linda Orgallo del Centro de la IGAD (Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo) afirma que “muchos de estos fenómenos meteorológicos extremos no son una novedad en África, pero la crisis climática está aumentando su frecuencia e intensidad, dejando impactos sin precedentes”.
Además, señala que “África es el continente más afectado por esta crisis debido a su escasa capacidad para hacer frente o adaptarse a los impactos climáticos. La mayoría de las comunidades dependen de la agricultura de secano, carecen de sistemas de alarma temprana o no tienen infraestructuras o recursos para resistir esos golpes”.
Es por ese motivo que, aunque se tomaran acciones urgentes para contrarrestar los efectos del calentamiento global, el Banco Mundial asevera que para 2050, aproximadamente, los fenómenos climáticos extremos harán que millones de africanas y africanos dejen sus hogares.
Sin embargo, tales acciones no aseguran un futuro prometedor para el continente. La activista Nisreen Elsaim explica que las medidas “las medidas que tomemos en África solamente podrán reducir un poco los daños del cambio climática. Nuestras acciones no impedirán el desastre. La inmensa mayoría de los gases contaminantes proceden de los países más desarrollados, así que la pelota está en las manos de esas naciones”.
Elsaim también indica que es necesario que la población africana presione a los lideres mundiales para que las acciones empiecen, ya que África produce menos gases de efecto invernadero que los demás continentes.