Ciudad de México, 13 dic (EFE).- Tras un mes y medio de travesía a pie, la caravana de migrantes centroamericanos consiguió llegar a la Ciudad de México, donde descansa este lunes mientras debate sus próximos pasos a seguir: pedir su regularización en México o proseguir el camino hacia Estados Unidos.
«Ha sido muy largo el camino, nos han aventado de todo pero ya estamos aquí. Ha sido complicado y difícil», dijo a Efe el activista de Pueblo Sin Fronteras y acompañante de la caravana Irineo Mujica, en el campamento migrante instalado en el norte de la ciudad.
La caravana, compuesta por cerca de 300 personas, en su mayoría de Honduras, Guatemala, El Salvador y Haití, es la primera que logra llegar a la capital mexicana desde finales de 2018, ya que desde entonces todos los contingentes habían sido disueltos por las autoridades mexicanas en coordinación con el Gobierno de Estados Unidos.
DEL BLOQUEO A LA ASISTENCIA
Los migrantes, que salieron en octubre pasado de Tapachula, en el suroriental estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala, llegaron el domingo por la noche a las puertas de la Ciudad de México, donde un fuerte dispositivo policial impidió su paso.
Tras momentos de enfrentamientos, las autoridades levantaron el bloqueo y los migrantes cumplieron su objetivo de llegar a orar a la Basílica de Guadalupe en el Día de la Virgen.
Posteriormente, pernoctaron en un campamento de lonas y colchonetas en un estacionamiento de la Casa del Peregrino, cercano al templo, donde las autoridades locales repartieron alimentos y mascarillas.
En rueda de prensa, la alcaldesa capitalina, la oficialista Claudia Sheinbaum, aseguró que no impidió el acceso de la caravana y prometió «garantizar» los derechos de los migrantes.
Pero Mujica denunció que la política migratoria del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido «la más dura de la última década» y acusó a las autoridades de haber combatido la caravana con «tortura física y psicológica» durante los más de 1.100 kilómetros de recorrido.
Además, responsabilizó a las autoridades del accidente del pasado viernes en el que murieron 55 migrantes al volcar en Chiapas un camión de traficantes de personas.
RESIDENCIA PERMANENTE O HACIA EE.UU.
Los cerca de 300 migrantes, la mayoría mujeres y niños, amanecieron visiblemente agotados en el campamento, donde las autoridades sanitarias realizaron este lunes pruebas de covid-19 y aplicaron vacunas contra la gripe.
Todavía no saben cuántos días se quedarán en la capital mexicana.
Muchos salieron de Tapachula por los retrasos en los trámites migratorios y esperan que el Gobierno federal les otorgue su residencia permanente en México, aunque no descartan seguir su camino hacia Estados Unidos.
Es el caso de Isabel Andino, una hondureña de 33 años que salió de su país por la extorsión de las maras y a la que las autoridades mexicanas denegaron la condición de refugiada.
«Ayer fuimos a la Basílica y le pedí a la Virgen que toque el corazón del presidente y nos pueda ayudar a todos mis hermanos porque este camino ha sido duro para nosotros. No lo tomamos porque queremos, sino para salir adelante», dijo sin poder contener el llanto al pensar en sus hijos que se quedaron en Honduras.
Fany Mejía, también hondureña, sí emprendió el viaje con sus dos hijas de siete y cinco años, quienes ya sufren yagas en los pies de tanto caminar.
«Si México no nos atiende la idea es continuar y que nos den la oportunidad de pasar libremente hasta la frontera norte», dijo esta licenciada en Educación que no tiene trabajo en su país.
En cambio, Carlos David Flores, guatemalteco de 22 años, tiene claro que quiere llegar a Estados Unidos, donde ya se encuentra su hermano, aunque sabe que el camino «se va a poner más caliente» a medida que avance hacia el norte.
«En Guatemala hay mucha extorsión, mucha matanza, todo el país es corrupto y decidí salir para sacar adelante a mi familia», esgrimió este joven que viaja en solitario.
El Gobierno mexicano acordó en 2019 con la Administración de Donald Trump frenar el flujo de migrantes que atraviesan México con destino a Estados Unidos.
Desde la llegada en enero pasado de Joe Biden a la Casa Blanca, la región vive un flujo migratorio sin precedentes, pues México ha interceptado a 228.115 migrantes y ha deportado a 82.627 de enero a octubre de 2021, números no vistos en más de 15 años.
Además, 123.000 migrantes solicitaron refugio en los primeros 11 meses del 2021 en México, otro récord absoluto, pues en años anteriores se llegaba a unas 40.000 peticiones.