México cumple este viernes un año desde que administró su primera vacuna contra el coronavirus sin poder alcanzar el 100 por ciento de cobertura en dosis completas y entre críticas de la comunidad científica por falta de planeación y el uso político del proceso de vacunación.
Con una carpeta llena de documentos bajo el brazo, Víctor Manuel Sánchez, de 64 años, sale del centro de vacunación de la Biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de México tras recibir su tercera dosis de AstraZeneca.
Sánchez, que en 2020 pasó 14 días en cuidados intensivos por covid-19, forma parte de los más de 12 millones de mexicanos mayores de 60 años que ya pueden recibir su refuerzo, de esta forma el país cumple un año desde la primera aplicación del biológico.
Cuando la enfermera María Irene Ramírez, de 59 años, recibió la vacuna Pfizer-BioNTech, México se había convertido en la primera nación latinoamericana, con la excepción de Puerto Rico, en administrar el fármaco.
Sin embargo, y tras 12 meses, el país solo ha logrado inocular con ambas dosis al 56 % de su población total y 7,32 % solo han contado con la mitad del esquema, además de que no se ha aprobado aún la vacunación para niños menores de 15 años.
Esas cifras lo alejan de otros países de la región que comenzaron a inyectar después, como Chile (86 %), Uruguay (77 %), Ecuador (68 %) y Brasil (67 %).
«Haber comenzado antes no nos ha dado ventajas. Tenemos mucha experiencia en campañas de vacunación, pero se ha cometido el error de delegar la responsabilidad a otras personas, como la Secretaría de Bienestar«, aseguró a Efe Malaquías López, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Para Alejandro Macías, quien fuera el zar contra la pandemia de gripe AH1N1 en 2009, el ritmo no ha sido el deseado por la adquisición de las vacunas en el extranjero, responsabilidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), después de que se estancó por meses la operación para envasar hasta 250 millones de unidades de AstraZeneca dentro del país en coordinación con Argentina para distribuirlas en el continente.
«México llegó a tener hasta ocho distintas vacunas y eso lo hizo más complicado logísticamente«, apuntó Macías a Efe.
Cifras que se queda cortas
No fue hasta mayo que el envasado de AstraZeneca en México comenzó a carburar realmente y desde entonces se ha logrado producir alrededor de 70 millones.
La administración federal ha presumido de una campaña exitosa e incluso celebró con «misión cumplida» a finales de octubre cuando se logró el objetivo de lograr que el 100 % de los mexicanos mayores de 18 años hayan tenido la opción de acceder a al menos una dosis.
Estas señales de victoria distan de la opinión de los expertos y epidemiólogos, quienes arguyen que de poco sirven esas cantidades si no se toma en cuenta que lo importante es que la mayor cantidad de mexicanos cuente con el esquema completo.
Hasta el momento, México ha recibido prácticamente 200 millones de vacunas y ha suministrado más de 148 millones, por lo que quedan entorno a 54 millones de dosis que todavía no se han aplicado.
Pese a que el porcentaje de la población que cuenta con la totalidad de las dosis no llega al 60 por ciento, el Gobierno ha utilizado desde el inicio de la crisis sanitaria el número de adultos mayores de 18 años inoculados como referencia (89%).
Decisiones polémicas
Las cifras oficiales de la Secretaría de Salud también contradicen el tono triunfalista de la administración López, ya que el único grupo que ha llegado al 100 por ciento de dosis completas es el personal médico, sin considerar a los trabajadores privados, que no fueron incluidos y tuvieron que esperar a que se les inyectara con sus grupos de edad, o bien viajaron a Estados Unidos.
A diferencia de un gran número de países, como en la Unión Europea o la Unión Americana, las etapas en la campaña de vacunación no se limitó a los grupos de edad. En enero López decidió que el grupo que le seguiría al de las personas de la tercera edad sería el de los profesores, una apuesta para reanudar las clases presenciales después de Semana Santa.
La maniobra fue criticada, en especial por la aplicación del fármaco chino CanSino.
«Esto ha sido como pegarle a la piñata con los ojos vendados, ha habido motivaciones políticas y no científicas. Por ejemplo, CanSino sigue siendo un misterio, no sabemos si es buena o mala, no existen datos«, criticó Malaquías López.
Como forma de conmemoración por el primer aniversario del arribo de las vacunas a México, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, encabezó un acto de agradecimiento en donde estuvieron presentes, entre otros, el CEO de AstraZeneca para México, Julio Ordaz, y la directora sénior de vinculación con gobierno de Pfizer, Lizeth de la Torre.
«Hay que mejorar muchas cosas, pero somos un país exitoso y hay que asumirlo«, señaló Ebrard en el evento.