Sudáfrica empezó este lunes una semana de duelo con actos en memoria del arzobispo emérito y Nobel de la paz Desmond Tutu, fallecido este domingo a los 90 años, que desembocarán el próximo sábado en la celebración de su funeral.
Las campanas sonarán desde el mediodía desde hoy hasta el viernes en la catedral anglicana de San Jorge en Ciudad del Cabo (suroeste), donde murió Tutu, para honrar al difunto, según anunció hoy el actual arzobispo de esa urbe, Thabo Makgoba, en una rueda de prensa celebrada en ese templo.
Las campanas de la catedral, donde Tutu instó durante tantos años a los sudafricanos de todas las razas a trabajar juntos contra los abusos del régimen segregacionista del «apartheid», doblarán durante diez minutos cada día para celebrar la vida del carismático clérigo.
«Pedimos a todos los que escuchan las campanas que pausen sus ocupadas agendas por un momento en homenaje al arzobispo Tutu», afirmó Makgoba.
En el templo, un símbolo de la democracia en este país conocido como la «catedral del pueblo» durante el «apartheid», que rigió desde 1948 hasta comienzos de los años 90, los sudafricanos ya han empezado a dejar ramos de flores y notas de homenaje a Tutu.
De hecho, el funeral del ganador del Premio Nobel de la Paz de 1984, concedido por su eterna lucha contra el sistema segregacionista, se oficiará en la catedral este sábado a las 10:00 hora local (08:00 GMT).
«El funeral tendrá lugar aquí y aquí sus cenizas serán también internadas», dijo Mkgoba, al revelar que el cuerpo de Tutu será incinerado. El decano de la catedral, Michael Weeder, precisó que las cenizas reposarán en el mausoleo del templo. «Ese es un lugar designado para el arzobispo», indicó Weeder en la rueda de prensa.
Según Mkgoba, más de 400 personas y más de cien clérigos han expresado su deseo de asistir a las exequias, pero las restricciones para contener la propagación del coronavirus sólo permitirán acoger en la catedral a un centenar de fieles.
«Sólo una fracción de los que quieran estar allí pueden entrar a la catedral. Así que, por favor, no tomen un autobús para venir a Ciudad del Cabo», dijo el líder anglicano, instando a los sudafricanos a seguir el funeral desde sus parroquias locales.
El viernes, la víspera del funeral, el féretro con el cuerpo de Desmond Tutu se expondrá en la catedral para que los sudafricanos puedan rendirle su último tributo, aunque esas visitas sufrirán, una vez más, limitaciones por la pandemia de la covid-19.
El féretro, añadió Mkgoba, permanecerá en «la catedral que él (Tutu) amó» durante la noche hasta el sábado.
El jueves, entre otros eventos planeados por todo el país, la fundación de Tutu celebrará una «noche íntima» a la que acudirán los amigos del arzobispo emérito y su viuda, Nomalizo Leah Tutu.
Un ícono global de la paz y la libertad
Los detalles de estos actos se divulgaron después de que el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, llorara la muerte de Tutu, a quien definió como «un icono global de la paz y la libertad», en un mensaje dirigido el domingo por la noche a la nación.
«El arzobispo emérito Desmond Tutu fue uno de los mejores patriotas de nuestra nación», subrayó el jefe del Estado. Ramaphosa adelantó que el país observará hasta este viernes «un período de duelo durante el cual la bandera nacional ondeará a media asta» en edificios públicos y embajadas sudafricanas en el extranjero.
La muerte de Tutu han causado una gran consternación no sólo en su país, sino en el resto del mundo, donde numerosos jefe de Estado y de Gobierno han manifestado su pesar por su pérdida.
El papa Francisco, jefe de la Iglesia católica, alabó su «servicio» al Evangelio «mediante la promoción de la igualdad racial y la reconciliación» en Sudáfrica, y el expresidente estadounidense Barack Obama lo recordó como «un mentor, un amigo y una brújula moral».
La activista mozambiqueña Graça Machel, viuda de Nelson Mandela, gran héroe de la lucha contra el «apartheid» y amigo de Tutu, destacó en una carta publicada hoy la labor del arzobispo emérito a favor de la reconciliación del país. «Lloro la pérdida de un hermano, mi fiel amigo y mi líder espiritual», enfatizó Machel.
Tutu está considerado una de las figuras clave de la historia contemporánea sudafricana. Su trayectoria ha estado marcada por una constante defensa de los derechos humanos, algo que le llevó a desmarcarse a menudo de la jerarquía eclesiástica para defender abiertamente posiciones como los derechos de los homosexuales o la eutanasia.
En los últimos años se había mantenido alejado de la vida pública debido a su avanzada edad y a los problemas de salud que arrastraba desde hacía años, incluido un cáncer de próstata.
Su última aparición pública fue en un vídeo emitido el día de su 90 cumpleaños el pasado 7 de octubre, que su fundación celebró con una conferencia virtual en la que participaron el máximo líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, Machel o la expresidenta irlandesa Mary Robinson.