La economía mexicana se reactivó este 2021 anclada al comercio exterior, sobre todo con Estados Unidos, pero sigue lejos la recuperación del nivel prepandemia ante una inflación histórica y la incertidumbre existente para las inversiones.

El gobierno espera para 2021 un repunte mayor al 6 % del producto interno bruto (PIB), pero aunque se cumpla este pronóstico optimista, sería insuficiente para contrarrestar la caída histórica de 8,2 % de 2020 causada por la crisis del covid-19.

«Todavía estaríamos por debajo de los niveles que teníamos previo a la pandemia y muy probablemente no sería hasta 2023 cuando se logre la recuperación de la economía», expresó a Efe Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey.

Optimismo y dudas

El presidente Andrés López ve como una prueba de la recuperación la cifra histórica de más de 20,9 millones de empleos formales registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Con este aumento, el IMSS reporta cerca 300.000 empleos más que los 20,6 millones que tenía en febrero de 2020, antes del impacto del covid-19, que provocó la pérdida de más de 1,2 millones de puestos.

«Afortunadamente estamos saliendo de esa circunstancia tan difícil, se está recuperando nuestra economía, se recuperaron los empleos. Hay bienestar porque hay una mejor distribución de la riqueza», declaró el presidente en su rueda de prensa matutina del lunes pasado.

Sin embargo, mientras el mandatario aún espera un crecimiento del 6 %, el sector privado redujo al 5,59 % su previsión para 2021, según la encuesta de diciembre del Banco de México (Banxico).

«(Vemos) una economía creciendo a tasas relativamente pequeñas. Una inversión que no se alcanza a recuperar», indicó Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en su conferencia de fin de año.

Desaceleración

Los pronósticos de crecimiento cayeron tras la caída trimestral de 0,4 % del PIB entre julio y septiembre que reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Asimismo, el Inegi informó la semana pasada que el indicador global de la actividad económica (IGAE) de México cayó un 0,7 % anual en octubre e hila tres meses de caídas mensuales.

«2022 va a ser un año de retos económicos porque no sabemos si el tercer trimestre en la actividad económica únicamente fue un bache y ya vamos a continuar en una reactivación, o si estamos hablando de un estancamiento más prolongado», advirtió Adriana García, coordinadora de análisis económico de México, ¿Cómo vamos?.

La economista atribuyó la desaceleración al impacto persistente de la pandemia, como la aparición de las variantes delta y ómicron, que impiden una recuperación plena de los servicios.

También señaló los cuellos de botella en las cadenas de suministro que han afectado a la industria mexicana, en particular al sector automotor, principal componente del PIB industrial, por la escasez de chips semiconductores.

Pero también advirtió de factores internos, como la iniciativa de reforma eléctrica de López Obrador, que se discutirá en 2022, para limitar a 46 % la participación privada en el sector y potenciar la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE).

«Hay una política contraria a favorecer la inversión, ya que ha mermado la confianza de los inversionistas al no tener certeza jurídica, en especial en el sector de energía. Lo último que tenemos es la iniciativa de reforma eléctrica que es contraria a brindar certidumbre», opinó García.

Inflación y disputas

El factor «más preocupante» es la inflación general, que alcanzó en la primera quincena de diciembre una tasa de 7,45 % interanual, por lo que podría cerrar el año en 7,5 %, la cifra más alta de los últimos 20 años, apuntó el profesor Magaña.

Esto crea un reto adicional para el Banco de México, que ha respondido con cinco aumentos consecutivos a la tasa de interés, ahora ubicada en 5,5 %.

«Si lo que se busca es limitar la inflación, la parte negativa es que le pega al consumo de las personas porque todas aquellas compras que se realicen a crédito terminarán pagando un interés superior y esto va a desalentar la adquisición de bienes», advirtió el académico.

Otro factor que inquieta es la disputa de México y Canadá con Estados Unidos, dentro del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), por los incentivos de Washington a los autos eléctricos estadounidenses.

Esto «golpearía» a una de las principales exportaciones de México, que ha afianzado su crecimiento en el tratado, lo que crearía riesgos para crecer el 2,7 % que espera el sector privado en 2022.

«Este crecimiento estará delimitado por cómo vaya creciendo la economía de Estados Unidos», concluyó Magaña.