Corea del Norte hizo hoy su tercer lanzamiento de misiles en los últimos nueve días, apenas horas después de amenazar con responder de manera «más fuerte» a las sanciones aprobadas esta semana por Estados Unidos contra ciudadanos norcoreanos ligados al programa de armas del régimen.

El desinterés mostrado durante meses hacia el diálogo por parte de Pyongyang, la renovada voluntad estadounidense de endurecer sanciones y los tres ensayos de armas norcoreanos que se han sucedido en poco más de una semana traen ecos de las tensiones que se vivieron entre los dos países en 2017.

La escalada norcoreana y el estilo heterodoxo del entonces presidente estadounidense Donald Trump acabaron deparando después un carrusel de cumbres entre el propio Trump y el líder norcoreano, Kim Jong-un, que rebajaron esa tirantez, pese a que finalmente desembocaran en un atasco en las negociaciones que persiste a día de hoy.

Sin embargo, el futuro panorama diplomático en la península coreana no parece encaminado en esa misma dirección en un momento en el que el hermético país permanece más cerrado sobre sí mismo que nunca debido a la pandemia. El heco es que mantiene las fronteras bloqueadas a cal y canto desde enero de 2020 y no tiene plan de vacunación a la vista.

Lanzamiento

Con respecto al lanzamiento de hoy, el Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano detalló en un comunicado que el ejército «detectó dos proyectiles que se cree que son misiles balísticos de corto alcance lanzados desde las cercanías de Uiju, en la provincia de Pyonyan del Norte (noroeste del país)», junto a la frontera con China.

Los misiles fueron disparados a las 14.41 y 14.52 (5.41 y 5.41 GMT) en dirección al mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas) y recorrieron unos 430 kilómetros alcanzando una altitud máxima de unos 36 kilómetros, según el JCS.

La inteligencia militar surcoreana y estadounidense siguen analizsndo las «especificaciones detalladas de ambos proyectiles».

Por su parte, el Gobierno nipón ha dicho hasta el momento que cree que se trata de un solo misil balístico, mientras que la agencia de noticias Kyodo informó, citando una fuente del Ejecutivo, que el proyectil ha caído en el mar de Japón, fuera de la zona económica exclusiva (EEZ) nipona.

El 5 y 11 de enero pasados el régimen de Corea del Norte disparó lo que asegura que son misiles hipersónicos, aunque Seúl y Tokio, cuyos sistemas de radar han tenido problemas para establecer en un primer momento los patrones de vuelo de estos proyectiles, han insistido en sus análisis que se trata de misiles balísticos que muestran una gran capacidad de maniobra.

Seúl ha insistido en que es capaz de «detectar e interceptar» estos proyectiles y que Pyongyang -que asegura que con estas pruebas ha logrado desarrollar con éxito tecnología hipersónica- aún no posee los conocimientos ni la tecnología para fabricar ese tipo de armamento.

Momento delicado

Por su parte, el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) surcoreano volvió a lamentar el ensayo norteño y subrayó de nuevo que estas pruebas «no ayudan a estabilizar la situación» en un momento delicado en la región, con el arranque de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín previsto en tres semanas y a dos meses de las presidenciales en Corea del Sur.

El ensayo norcoreano de hoy llega horas después de que Pyongyang amenazara con responder de manera «más fuerte y determinada» a las nuevas sanciones que EE.UU. aprobó esta semana contra ciudadanos norcoreanos a los que acusa de proveer desde el extranjero materiales y tecnología para el programa de armas del régimen.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, también señaló esta semana que Washington está presionando para que el Consejo de Seguridad imponga sanciones adicionales a Corea del Norte como castigo por todos los lanzamientos que ha realizado desde el pasado septiembre.

Washington estima que Corea del Norte usó en estos ensayos misiles balísticos, lo que vulnera anteriores resoluciones sancionadoras aprobadas desde 2006 como castigo por el programa de armas norcoreano.

En un mensaje radiado en Año Nuevo, el líder norcoreano Kim Jong-un evitó, de manera un tanto sorpresiva, enviar un mensaje a EE.UU. y aseguró que la prioridad del régimen es la economía doméstica y el refuerzo de la defensa nacional.

El propio Kim rechazó el año pasado las ofertas estadounidenses para tratar de retomar el diálogo sobre desnuclearización, estancado tras el fracasada cumbre de Hanói con Trump en 2019, argumentando que Washington mantiene una actitud «hostil» hacia su régimen.