Un Niño Dios de madera con siglos de historia, el Niñopa, es uno de los máximos orgullos del pueblo de Xochimilco, en el sur de la Ciudad de México, y miles de personas se reúnen cada 2 de febrero para presenciar el cambio de hogar de la figura, aunque este año se vivió una celebración con mesura debido a la todavía latente pandemia.
México celebra cada 2 de febrero el Día de la Candelaria, que señala el final de las celebraciones de Navidad, durante el cual las familias cocinan tamales (alimento a base de maíz con rellenos variados) y sacan a relucir su Niño Dios.
Pero el Niñopa es una figura muy especial, pues aunque se desconoce la fecha exacta de su creación, se estima que fue a finales del siglo XVI o principios del XVII, según los estudios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, como compartió con Efe Araceli Peralta, cronista de Xochimilco e investigadora en dicha institución.
Además, es probable que fuese tallado en el convento franciscano de San Bernardino de Siena, ubicado en el centro de Xochimilco, donde este miércoles y cada año en el templo con el mismo nombre se celebra una misa para el traspaso de lo que se conoce como la mayordomía, es decir, el Niño Dios pasa de una familia a otra, que ahora lo cuidará como si fuera un bebé y recibirá en su casa a quien quiera visitarlo.