El presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, opinó este lunes que los ciudadanos de su país que se encuentren en Ucrania -con excepción del personal diplomático- deberían abandonar el país, aunque reconoció que aún no sabe si habrá un ataque ruso.
«Creo que sería una decisión sabia, la de que abandonen el país», dijo Biden en una rueda de prensa conjunta con el canciller alemán, Olaf Scholz, en la Casa Blanca.
El mandatario matizó que no se refería al personal de la embajada estadounidense, sino a los ciudadanos de su país «que están allí».
«Odiaría verles atrapados en un fuego cruzado, si al final invaden. No hay necesidad de eso», añadió Biden.
Alrededor de 30.000 ciudadanos estadounidenses viven actualmente en Ucrania, indicaron la semana pasada fuentes oficiales al diario The Wall Street Journal.
Biden insistió en que todavía no sabe si el presidente ruso, Vladímir Putin, ha tomado la decisión definitiva de invadir Ucrania, pero recalcó que el impacto de ese paso «en Europa y el resto del mundo sería devastador».
«Sé que (Putin) está ahora en una posición en la que sería capaz de invadir, casi, si asumimos que el terreno se ha congelado por encima de Kiev. Tiene la capacidad de hacerlo. ¿Qué va a hacer? No lo sé», afirmó.
El mandatario reiteró que, si hay un ataque a Ucrania, Estados Unidos y sus aliados impondrán «las sanciones más duras que nunca se hayan impuesto» jamás, y que Rusia «pagará un precio enorme».
También prometió que, si Rusia invade, «ya no habrá un Nord Stream 2», en referencia al gasoducto que aún no ha empezado a funcionar y que transportaría gas natural ruso a través del mar Báltico directamente a Europa Occidental.
Sin embargo, preguntado al respecto, Scholz evitó confirmar expresamente si está dispuesto a suspender los permisos para el gasoducto en caso de que Rusia invada Ucrania.
La tensión se ha disparado en el último mes por la denuncia de Occidente de que Rusia ha movilizado más de 100.000 soldados en la frontera con Ucrania, que ha llevado a los Gobiernos ruso y estadounidense a enzarzarse en una batalla propagandística.
Moscú ha repetido en varias ocasiones que no quiere una guerra con Kiev y que no amenaza a Ucrania, mientras que Washington alerta de que los rusos podrían atacar el país vecino «en cualquier momento».