Moscú, 13 feb (EFE).- El conflicto con Ucrania tiene un enemigo irreconciliable, los pacifistas rusos. Militares, políticos e intelectuales culpan al Kremlin de llevar al país al borde de una guerra.
«No podemos permitir una gran guerra en el teatro de operaciones europeo. El coste en vidas de jóvenes soldados y población civil sería altísimo», comentó a Efe el general Leonid Ivashov, exjefe del Departamento de Cooperación Militar Internacional del Ministerio de Defensa.
Después de meses de propaganda militarista, algunos rusos han decidido lanzar una ofensiva antibelicista, movimiento pacifista que no puede traducirse en marchas en la calle como en la guerra del Donbás (2014) debido a las restricciones sanitarias.
En 2014 decenas de miles de rusos protestaron en Moscú contra la guerra en el este de Ucrania. Ahora, tienen que limitarse a dirigirse con cartas abiertas y peticiones al presidente y comandante en jefe, Vladímir Putin.
RENUNCIA DE PUTIN
En calidad de presidente de la Asamblea Rusa de Oficiales, Ivashov firmó una carta en la que condena la actitud agresiva del Kremlin, cuyos argumentos contra Ucrania considera «artificiales».
«¿Acaso está amenazada la existencia de la Federación Rusa? Rusos no pueden combatir contra rusos. Como ocurre con muchos compatriotas, mi padre era ruso y mi madre ucraniana. No puede haber una guerra en nuestra familia», señala.
Advierte que existe un grave peligro de que una chispa desate una «guerra sangrienta» por el control de Ucrania en la que participaría la OTAN, incluido Turquía, que podría intentar «liberar» la anexionada península de Crimea.
«Existe el peligro de una provocación. Ya ocurrió con Hitler el 1 de septiembre de 1939. Hay que encontrar una solución», explica.
No entiende el ataque de «orgullo» de Putin, que se niega a dialogar con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, y critica al Kremlin por renunciar a la diplomacia y optar por «la fuerza bruta» y los «ultimátum» en sus relaciones con los países europeos.
«Putin no cumple con sus funciones. Según la Constitución, él diseña la política exterior y ésta no es efectiva. Los diplomáticos nos han llevado casi a un estado de guerra», señaló.
Por ello, añade, Putin «debe asumir su responsabilidad».
«En cada Ejército hay un principio. Si un comandante permitió la degradación de su unidad, desde el punto de vista de los parámetros del servicio militar, entonces debe abandonar su puesto», recalcó.
DE CHECHENIA AL DONBÁS
Un centenar de activistas, políticos, periodistas y personalidades de la cultura también firmaron una carta «de los partidarios de la paz contra el Partido de la Guerra».
«La situación es muy peligrosa, ya que las dos partes tenemos armas nucleares. Me refiero a Rusia y la OTAN», dijo a Efe Lev Ponomariov, autor de la iniciativa.
El veterano activista cree que la actual tensión militar es «culpa de los dirigentes rusos» y considera que todos están en manos de Putin, por lo que llama a «propagar el pacifismo por toda Rusia».
La carta asegura que «nadie amenaza» a Rusia y que una guerra contra Ucrania y Occidente sería «amoral, irresponsable y criminal».
Entre los firmantes figuran varios miembros del partido liberal Yábloko, que ya se opuso en 1994 a la guerra de Chechenia, que dejó decenas de miles de muertos.
«Estamos en un momento crítico. La guerra sería funesta para el Estado ruso. Nos llevaría a un callejón sin salida en política exterior y a la desintegración del Estado», señaló su presidente, Nikolái Ribakov.
Lamenta que todos los partidos de la Duma (Cámara Baja) respalden ciegamente la política de Putin y que Yábloko sea el único que en las elecciones legislativas de septiembre pasado colocó «el peligro de guerra» en el primer lugar de su programa.
«Mientras hay negociaciones, hay esperanza de que no haya una guerra, pero puede ocurrir en cualquier momento. En ese caso, el principal responsable será el presidente», advierte.
En su momento Ribakov presentó un programa de arreglo para el Donbás. «El punto clave sigue siendo el reconocimiento de la independencia política de Ucrania. No podemos impedir que ellos elijan estar con Europa. Debemos ver a Ucrania como un país fuerte, no como una esfera de influencia de Rusia», subraya.
LOS RUSOS TEMEN UNA GUERRA
Según el centro demoscópico ruso Levada, un 70 % de los rusos tiene miedo a la guerra, «el mayor indicador» desde la caída de la Unión Soviética.
«El miedo a la guerra sólo está detrás de la preocupación por hijos y familiares», explica Lev Gudkov, exdirector de Levada.
Un 37 % de los rusos cree que la guerra será contra Ucrania y un 25 % con la OTAN, aunque aún siguen considerando este conflicto como una «amenaza virtual».
«No sienten esa amenaza militar aliada. Es algo abstracto. Es más bien que, ideológicamente, muchos creen que Occidente quiere debilitar, humillar y robar los recursos de Rusia», explica.
Gudkov acusa al Kremlin de crear una «atmósfera de preguerra» con su maquinaria de propaganda. Los motivos son tanto el «creciente descontento social» como las protestas en 2020 en Bielorrusia.
«Hay un gran descontento acumulado por la caída de los ingresos, el cierre de empresas y los dos últimos años con las restricciones por la pandemia. Para el Kremlin es muy importante aplastar cualquier manifestación de descontento opositor», asegura.
Además, asevera, «existe un hartazgo con Putin y con la retórica geopolítica de antagonismo con Occidente».