Los incendios de la provincia argentina de Corrientes (noreste) llevan varias semanas arrasando todo a su paso, hasta el punto de calcinar el 40 % de la superficie del Parque Nacional del Iberá, hogar de humedales, pastizales y bosques nativos que afrontan pérdidas «incalculables» sobre su biodiversidad como consecuencia del fuego.
Según el último informe del Ministerio de Ambiente, este miércoles permanecían activos diez focos de incendio en Corrientes, cinco de ellos en los alrededores de Iberá, considerada como una de las mayores reservas ecológicas del país suramericano.
Hasta el momento los fuegos han consumido un total de 785.238 hectáreas (casi un 9 % de toda la superficie provincial), de las cuales 245.110 corresponden a esteros, 225.015 a pastizales y otras 28.733 a bosques nativos, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), actualizados el pasado 16 de febrero.
Ecosistema único
Situado en la región septentrional de Corrientes, el Parque Nacional del Iberá es un enclave natural de más de 183.000 hectáreas que alberga esteros, pastizales subtropicales y selvas de bosques nativos, en donde conviven más de 4.000 especies de flora y fauna silvestres.
Esos pastizales están acostumbrados a la presencia de fuegos esporádicos, que eliminan los arbustos para que el ecosistema siga creciendo, pero los incendios declarados a principios de enero son únicos en sus dimensiones y virulencia, debido a una combinación fatídica de sequía prolongada, temperaturas extremas y baja humedad.
«Como no hay agua y hay temperaturas altísimas, tenemos muchísimos focos de incendio que afectan superficies enormes y con una intensidad terrible», señala a Efe Sebastián di Martino, biólogo y director de conservación de Rewilding Argentina, una organización responsable de varios proyectos de reintroducción de especies en Iberá.
Por ese motivo, el gobernador provincial, Gustavo Valdés, anunció este miércoles un programa valorado en 400 millones de pesos (unos 3,7 millones de dólares) para favorecer la «reconstrucción» del parque.
«Vamos a salir a buscar los recursos necesarios, en organismos nacionales e internacionales, para que este patrimonio de los correntinos, que es el Iberá, se convierta en patrimonio también de los argentinos y del mundo», aseveró Valdés, quien este martes aprobó otro paquete de ayudas a los productores por 2.800 millones de pesos (26 millones de dólares).
Impacto sobre el ecosistema
Otrora lugar de observación de flora y fauna silvestres, las imágenes que hoy llegan desde Iberá son desoladoras: caimanes buscando refugio entre los matorrales, ciervos huyendo por la llanura o carpinchos buscando alimento entre las cenizas son algunas de las estampas que ha dejado esta ola de incendios.
Por ahora, Rewilding Argentina ha evacuado con éxito a todos los animales que mantenía en corrales a la espera de reintroducir en la naturaleza, pero di Martino reconoce que habrá «muchas muertes», sobre todo en los bosques nativos, lugares nada habituados al fuego.
«El impacto sobre la fauna va a ser alto. Los carpinchos, los yacarés y los ciervos de los pantanos buscan lugares con agua y hoy no hay lugares con agua, son muy chiquitos, entonces quedan rodeados por el fuego y se mueren», afirma el biólogo.
Asimismo, los incendios han destruido cientos de kilómetros de vallas y alambrado, disparando el riesgo de que los animales del parque comiencen a «competir» por el alimento con el ganado bovino.
«Si entran las vacas, van a meter una presión extra en el pastizal y va a ser catastrófico, además de una competencia terrible para la fauna que ya está golpeada, porque los herbívoros que han sido castigados por el fuego van a estar compitiendo y van a ser desplazados por el ganado», apunta di Martino.
Años de recuperación
En opinión del experto de Rewilding, la recomposición de los diferentes ecosistemas del parque llevará tiempo: los pastizales requerirán un mínimo de dos o tres años para recuperarse, mientras que los bosques nativos tardarán décadas en volver al estado anterior a los incendios.
En cualquier caso, el director de conservación de la fundación destaca la capacidad de «resiliencia» del lugar, que en los últimos años ha recuperado buena parte de sus especies clave de carnívoros, herbívoros y comedores de fruta.
«Seguramente Iberá hoy es un ecosistema mejor preparado que hace diez años para hacer frente a los efectos catastróficos del fuego. Un ecosistema que es más completo, que es más funcional, se recupera mejor de las catástrofes», vaticina di Martino.