El terrorismo yihadista volvió hoy a golpear Mali, con la muerte de 46 soldados en la localidad de Mondoro, fronteriza con Burkina Faso y situada en la región de Mopti, en lo que supone el peor atentado que se produce en el país desde hace más de un año.

Según informó a Efe una fuente militar maliense, decenas de yihadistas, que se desplazaban en vehículos todoterreno y motos, atacaron un cuartel de las Fuerzas Armadas de Mali (FAMA) dejando 24 militares heridos y otros 19 desaparecidos.

Siguiendo el «modus operandi» de los yihadistas en el Sahel, los atacantes se apropiaron de las armas, municiones y otros equipos militares que se encontraban en el sitio antes de quemarlo por completo lo que provocó la calcinación de 21 vehículos militares, entre ellos cinco blindados.

La fuente explicó a Efe que el sitio atacado era un cuartel provisional y «frágil» a nivel de seguridad y no descarta que los atacantes gozaran del apoyo de elementos militares que se encontraban dentro de la instalación militar.

Asimismo, lamentó que los avances conseguidos por las fuerzas aéreas malienses en su lucha contra el terrorismo no hayan ido acompañadas de operaciones de rastreo sobre el terreno lo que ha permitido a los terroristas reorganizar sus filas.

Sin embargo, subrayó que los éxitos de la junta militar que gobierna en la vecina Burkina Faso en su lucha contra el terrorismo están empujando a los yihadistas a abandonar el territorio burkinabés y a concentrarse en la parte maliense de la frontera.

Recordó que en algunos países vecinos de Mali, como Níger, se están produciendo procesos de reconciliación e reintegración de los yihadistas detenidos que en algunos casos son liberados sin haber abandonado su ideología extremista y vuelven a combatir en las filas de los grupos terroristas de la región.

El asalto de hoy provocó una reunión urgente del Estado Mayor del Ejército para evaluar la situación, aunque hasta el momento el Gobierno central no ha hecho comentarios sobre este suceso.

El último ataque terrorista sangriento perpetrado en Mali contra un cuartel en Indelimane, región de Ménaka, en el sureste del país, se remonta al pasado día 1 de noviembre 2019 y se saldó con la muerte de al menos 53 militares de las FAMA y un civil.

Ese asalto fue reivindicado por el grupo terroristas Estado Islámico (EI) que opera en el Sahel junto al grupo Nusrat al Islam, filial de Al Qaeda en la región.

El atentado de hoy se produce 20 días después de que Francia y sus socios europeos que intervienen en Mali, además de Canadá, anunciaran una retirada militar coordinada de ese país africano, donde están presentes la operación francesa Barkhane y las fuerzas especiales europeas Takuba.

El Estado maliense, que se encuentra en un proceso transitorio tras dos golpes de Estado en menos de un año, no controla extensas zonas del país, concretamente del norte y del centro, donde la administración central está prácticamente ausente mientras aumentan los atentados perpetrados por diferentes grupos yihadistas.