El presidente Sánchez ha prometido un Plan Nacional de Respuesta al Impacto de la Guerra que será aprobado el próximo 29 de marzo en el Consejo de Ministros en la Moncloa. Entre otros objetivos incluirá una rebaja fiscal que muchos españoles esperan sea dentro del rubro energético en una economía ahogada por las altas tarifas eléctricas que pagan tanto los industriales, autónomos y las personas en sus casas.
De acuerdo con sus palabras, el objetivo de este plan es poner en marcha medidas para amortiguar las consecuencias económicas de la guerra, proteger a colectivos más vulnerables y hacer un reparto justo equitativo del costo de la guerra en la población española.
Sánchez hace unos días protagonizó en el Congreso una escena chusca (entre pitos y risotadas de los grupos de la oposición) al culpar al dictador Vladimir Putin de los actuales problemas de la economía española que fundamentalmente pasan por los altos precios de los energéticos desde el carburante, el diésel, la gasolina, el carbón, el combustóleo y el gas. La inflación de febrero pasado –según el Instituto Nacional de Estadística– registró una variación anual del 7.4% en febrero.
Para el dignatario español no tiene sentido que un país como España con el 45% de la generación en energías renovables y un 15% proveniente del gas sea este último el que defina el precio de la electricidad.
Y eso que España tiene una cesta energética mucho más diversificada en cuanto a las fuentes de importación en gas natural el 48.4% procede de Argelia y el 19.3% de Rusia.
Muy complicada está siendo la situación en Alemania, Finlandia, Serbia, Bulgaria, Eslovaquia, Hungría, Moldavia, Bosnia y Herzegovina, Macedona, Letonia y República Checa porque dependen más del 50% del gas ruso; y cuatro de estos países dependen al 100% del gas ruso: República Checa, Letonia, Macedonia y Bosnia Herzegovina.
Alemania prácticamente está entre la espada y la pared. Hace unos días el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció un veto al petróleo y al gas ruso su país paralizó cualquier tipo de compra al respecto; le ha secundado, el premier británico, Boris Johnson, porque Reino Unido dejará de comprar ambos insumos a partir de 2022. La Unión Europea (UE) no ha podido sumarse debido a su dependencia hacia Rusia.
Dentro del club europeo, Robert Habeck, ministro de Economía y Energía de Alemania, fue muy enfático al prevenir que Europa podría tener escasez de suministro y entonces, meterse en más problemas porque “provocaría desempleo masivo y pobreza”.
En la opinión de Habeck con el carbón, el petróleo e incluso el gas, Alemania va paso a paso en el proceso de independizarse, ¿cuándo exactamente cortará el cordón umbilical de Alemania? No sé sabe.
A COLACIÓN
Todos los países están sufriendo por el golpe energético y ya el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Comisión Europea analizan reajustar a la baja las expectativas de crecimiento para 2022 en promedio para el mundo y sobre todo para una serie de países que están padeciendo las consecuencias colaterales derivadas de la invasión rusa.
Luego están los dos países involucrados. Para Ucrania, el FMI estima una caída del 13.5% en su PIB para este año, con una inflación del 19.1% y el deterioro podría ser mayúsculo en la medida que el conflicto se alargue más.
Kristalina Georgieva, directora gerente de FMI, señala que es muy pronto para hablar de un balance de daños de cuánta destrucción interna han provocado los bombardeos rusos en materia de infraestructura no solo productiva considerando que hay además aeropuertos, vías ferroviarias, puentes y carreteras destruidas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció que sigue aumentando el número de hospitales destruidos por las tropas rusas dejando una estela de caos y devastación.
En conferencia de prensa, Michael Ryan, habló de un esquema sistemático de ataque: “El sistema de salud es un objetivo así lo vemos como una táctica de guerra que es además totalmente inaceptable porque es totalmente contrario al derecho humanitario internacional”.
El director ejecutivo del Programa de Emergencias de la OMS refirió que hasta el 16 de marzo pasado se habían registrado 43 ataques contra el sistema sanitario ucranio, básicamente 34 hospitales y otros centros sanitarios; y hay ataques contra ambulancias y asesinatos intencionados de sanitarios.
Toda es una destrucción de infraestructura cuyo costo no está estimado todavía porque la invasión fratricida todavía no termina. Las pérdidas son enormes… aquí todos estamos perdiendo algo.