Crímenes de guerra y contra la humanidad siguen cometiéndose en Libia bajo la forma de asesinatos deliberados, desapariciones forzadas y bombardeos indiscriminados, sostuvo hoy una misión de la ONU que hace el seguimiento de la situación en este país.

La víctima es la población libia, pero también solicitantes de asilo, refugiados e inmigrantes.

«La misión ha seguido identificando casos de graves violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra cometidos contra detenidos en relación con el conflicto», dijo uno de los miembros de la misión, Chaloka Beyani, en una rueda de prensa previa a una presentación ante el Consejo de Derechos Humanos.

La misión presentará este miércoles al Consejo su segundo informe sobre el estado de los derechos humanos en Libia, en el contexto de un confrontación por el poder entre dos gobiernos paralelos, de las actividades de sus milicias y de otros grupos armados, algunos de los cuales se financian a través de la trata de personas.

Violaciones contra migrantes y refugiados

Otra integrante de la misión, Tracy Robinson, señaló que los solicitantes de asilo, refugiados y migrantes sufren abuso de un tipo y magnitud que pueden constituir crímenes contra la humanidad, en particular en prisiones secretas controladas por milicias.

En esta misma dinámica de violaciones, «la violencia sexual se ha vuelto endémica», dijo Robinson, jurista y exmiembro y expresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La misión tiene el mandato de documentar y plantear remedios a la impunidad generalizada en Libia, con el fin de que los responsables sean sancionados y de impedir que ocurran más violaciones y crímenes.

Transición política

El presidente de la misión, el exministro de Justicia de Marruecos, Mohamed Auajjar, consideró que la continuidad de las violaciones de los derechos humanos también generan alarma en el contexto de la transición política en la que el país se intenta embarcar, por ahora sin éxito.

Unas elecciones presidenciales y legislativas que debían realizarse el pasado diciembre fueron aplazadas por la entidad electoral encargada de supervisarlas, tras una serie de desacuerdos sobre las reglas, los poderes del presidente y la participación de varios candidatos.

Auaijjar dijo que la situación política no forma parte del mandato de la misión de la ONU, pero que se toma en cuenta en la medida que afecta los derechos humanos en Libia, en particular la libertad de participar en los comicios, el derecho de reunión y la independencia de la judicatura.

«La atmósfera para las elecciones es restrictiva», reconoció Beyani.

La participación de las mujeres en el proceso electoral, como activistas, electoras y candidatas, es otra de las amenazas más graves en la actualidad.

Fosas comunes

La misión pudo viajar recientemente a Libia y recoger información de primera mano. Una de las situaciones más inquietantes es la de la localidad de Bani Walid (noroeste del país, en el distrito de Misrata), considerado un centro de tráfico y donde los migrantes sufren torturas, violaciones y son asesinados.

La misión dijo que ha recibido denuncias sobre fosas comunes en esa localidad y otras de Libia, aunque «ahora necesitamos que haya análisis forenses para la identificación (de las víctimas), lo que nos podría llevar a los responsables», comentó Beyani.

La situación de desgobierno de Libia se agrava por la falta de autoridad de cualquiera de los dos gobiernos rivales en el sur del país y por la presencia de combatientes extranjeros.