Ciudad de México, 1 abr (EFE).- Siete migrantes, entre centroamericanos y suramericanos, que salieron este viernes en caravana desde la ciudad mexicana de Tapachula, frontera con Guatemala, se cosieron los labios con aguja e hilo para de esa forma presionar a las autoridades con la emisión de documentos de estancia legal.

Además, los migrantes avisaron que a partir de este momento, cada hora un grupo de personas al interior de la caravana, segunda en lo que va del año, replicará la acción.

El venezolano Edwin Camacho advirtió que van a mantener su protesta de suturarse los labios hasta que tengan eco sus peticiones de obtener su estatus legal en el país y si no lo consiguen seguirán con esa práctica.

«No queremos problemas y violencia, únicamente queremos que nos den el paso a nosotros», expresó Camacho a Efe.

En tanto, su compatriota Matías González, oriundo de Venezuela, pidió al Gobierno de México que les ayude a avanzar porque su objetivo no es quedarse en el país.

«Nosotros pedimos un salvoconducto para salir de la ciudad, ya que ha sido complicado seguir nuestro camino (hacia Estados Unidos)», apuntó a Efe.

HUELGA DE HAMBRE

Previo a esta acción, integrantes de la caravana migrante se declararon en huelga de hambre al llegar a la comunidad de Álvaro Obregón, tras enfrentarse en dos ocasiones con agentes de la Guardia Nacional (GN) y el personal de migración en la ciudad de Tapachula.

Las autoridades federales detuvieron a cerca de 200 migrantes entre ellos, niños y mujeres embarazadas segmentando a esta caravana.

La situación es crítica ya que las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) mantiene un retén en la entrada principal de la comunidad para evitar que salgan de este poblado.

Tras llegar a la comunidad, los migrantes se resguardaron en la iglesia del lugar donde, dijeron, se mantendrán el tiempo que se necesario, mientras que las autoridades llevaron a cabo recorridos y operativos para buscar y asegurar a los extranjeros que se mantienen escondidos en los alrededores de esta comunidad.

Alexander, un migrante de Venezuela, indicó que las autoridades migratorias los golpearon para detenerlos y pidió que los dejen avanzar ya que migrar no es un delito.

«Nosotros ya no queremos más violencia, lo único que pedimos es pasar libremente», expuso.

VIACRUCIS MIGRANTE

Este viernes, centenares de migrantes salieron caminando desde la fronteriza ciudad mexicana de Tapachula con el afán de llegar a la Ciudad de México para regularizar su situación migratoria, pero al avanzar unos kilómetros chocaron con las autoridades federales.

Este nuevo convoy, llamado por su cercanía con la Semana Santa «viacrucis migrante», partió alrededor de las 07.00 hora local (13.00 GMT) de esta ciudad del suroriental estado de Chiapas fronteriza con Guatemala en la que miles de migrantes llevan semanas e incluso meses varados.

El contingente, formado por hombres, mujeres y niños, tomó sus maletas y emprendió su salida por las calles de la ciudad hasta la carretera costera de Chiapas para enfilar rumbo a la capital, a más de 1.000 kilómetros.

OLA MIGRATORIA

La región vive un flujo récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) detectó a más de 1,7 millones de indocumentados en la frontera con México en el año fiscal 2021, que terminó el 30 de septiembre.

México deportó a más de 114.000 extranjeros en 2021, de acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación del país.

Además, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) recibió un récord de 131.448 solicitudes de refugio en 2021. De estos peticionarios, más de 51.000 son haitianos.

Esta es la segunda caravana migrante del año, tras un primer contingente de unas 500 personas que salió en enero pasado pero apenas avanzó unos 20 kilómetros ante la presión de las autoridades.

El septiembre del año pasado, las autoridades mexicanas frustraron el avance de cuatro caravanas de migrantes que salieron precisamente desde Tapachula.

Entonces, varias agencias de la ONU y ONG criticaron el uso de la fuerza en los operativos para desintegrar dichas caravanas.

Otra caravana, que caminó durante más de un mes, llegó a la Ciudad de México a mediados de diciembre.