La economía rusa se desplomará este año entre un 8 % y un 10 % por el impacto de las sanciones occidentales a Rusia por su campaña militar en Ucrania, según el Banco Central (BCR), lo que supondría la peor recesión desde 1994 y el peor registro desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, está en el poder.
«El entorno externo de la economía rusa sigue siendo desafiante y limita significativamente la actividad económica», admitió hoy la entidad monetaria rusa tras una reunión ordinaria de la junta de directores, en la que por primera vez desde el inicio de la ofensiva militar el 24 de febrero publicó nuevas previsiones macroeconómicas.
El BCR admite que los indicadores adelantados «apuntan a una contracción de la actividad empresarial y de consumo».
La demanda de los consumidores está disminuyendo y los hogares son más propensos a ahorrar. También hay problemas en la actividad crediticia, especialmente en el mercado minorista.
Las importaciones sufren un claro freno debido a las restricciones comerciales y financieras, más que las exportaciones.
«A pesar del cambio gradual en el país y la estructura de productos básicos de las exportaciones e importaciones a medida que surgen nuevos proveedores y mercados para las ventas, las empresas están experimentando dificultades considerables en la producción y la logística», reconoce el BCR, que dirige Elvira Nabiúlina.
La contracción prevista para este año se acerca a la del Fondo Monetario Internacional (FMI), que la situó recientemente en el 8,5 %, pero se queda por debajo de la del exministro de Finanzas y presidente del Tribunal de Cuentas de Rusia, Alexéi Kudrin, que augura que podría llegar hasta el 12,4 %.
Las sanciones ya golpean
La economía rusa ya ha notado los efectos de las cinco rondas de sanciones occidentales sin precedentes en el primer trimestre -más de 6.000-, en el que el PIB aumentó solo un 1,6 %.
Nabiúlina señaló en rueda de prensa que «el punto más bajo» para Rusia será en el cuarto trimestre, cuando el PIB se desplomará entre un 12,5 % y un 16,5 %.
La economista también cree que las tasa de inflación anual tocará suelo a finales de año, cuando se situará entre un 18 % y 23 %. En dos meses de intervención rusa en Ucrania se ha disparado al 17,6 %.
Si se cumplen los vaticinios del Banco de Rusia y el PIB se desplomara entre un 8 % y 10 %, 2022 sería el peor año desde 1994, cuando la economía rusa se contrajo un 12,7 %.
También sería el peor registro en las más de dos décadas que lleva en el poder Putin: ni la pandemia del coronavirus en 2020 (que provocó la peor caída del PIB en 11 años), ni la crisis de la deuda en Europa o las sanciones en 2014 por la anexión de la península ucraniana de Crimea impactaron tanto en la economía rusa como las restricciones por el conflicto bélico en Ucrania, según el BCR.
Previamente el peor momento para Rusia fue en 2009, cuando el PIB retrocedió un 7,8 %.
Las previsiones del BCR se publican después de que Putin afirmó el pasado día 18 que la «guerra relámpago» de los países occidentales con sus sanciones contra el país «ha fracasado».
Y todo ello mientras agencias públicas de estadísticas deciden dejar de publicar datos sobre algunos sectores -como las importaciones y exportaciones «para evitar especulaciones y análisis incorrectas»- o empresas como Novatek anuncian que no publicarán sus resultados del primer trimestre bajo los estándares internacionales.
Impacto en la población
Mientras, la población nota la crisis en los precios y en sus ingresos. El BCR prevé que la inflación anual siga aumentando en los próximos meses y que solo el año próximo bajará a entre un 5 % y un 7 % antes de volver al objetivo lejano del 4 % en 2024.
Los ingresos reales disponibles en Rusia cayeron un 1,2 % interanual en el primer trimestre, en tanto que el desempleo aún se mantiene estable y se situó en el 4,1 % en marzo, la cifra más baja desde 1991, según la agencia federal Rosstat.
Nabiúlina, que acaba de asumir otro mandato de cinco años al frente del BCR y a la que corresponde gestionar la mayor crisis económica en 28 años, sostuvo hoy que la situación en el mercado laboral es «bastante tranquila».
Eso sí, admitió «que la estructura del empleo cambiará inevitablemente y se requerirá una redistribución entre industrias y profesiones y también geográficamente».
El ajuste del mercado se produce por ahora a través de vacaciones forzosas o trabajo a tiempo parcial, dijo.
Según el vicepresidente de la Cámara Baja del Parlamento ruso, Andréi Turchak, actualmente unas 600.000 personas que trabajaban en compañías internacionales han sido transferidas a vacaciones forzosas o corren el riesgo de ser despedidas ante la decisión de miles de empresas de suspender su actividad en Rusia o abandonar totalmente el mercado.
El BCR prevé que la economía rusa volverá a crecer «gradualmente en medio de una transformación estructural» en 2023, de manera que en el cuarto trimestre el PIB aumentará entre un 4,0 y un 5,5 %.
No obstante, en el conjunto del año la economía rusa no crecerá o permanecerá en terreno negativo (entre un -3 % y un 0 %).
En 2024, el PIB aumentará entre un 2,5 % y un 3,5 %, según el BCR.