Hay una obsesión anidada en cierta parte del ADN de la ultraizquierda por crear un marco de confusión y de libertinaje con la sexualidad de los seres humanos. Nosotros ya somos adultos y podemos atisbarlo, me preocupa el adolescente en formación física, moral, ética, ideológica,  en su madurez y en las nociones del conocimiento.

En España, el Consejo de Ministros, ha dado luz verde al proyecto de reforma de la Ley Orgánica 2/2010 acerca de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción del Embarazo para introducir una serie de cambios polémicos.

Hay dos especialmente sensibles: la aprobación del aborto en adolescentes, a partir de los 16 años de edad sin consentimiento de los respectivos padres o tutores y sin esperar siquiera los tres días de reflexión; y,  la interrupción del embarazo hasta las 14 semanas.

La reacción en los partidos de oposición ha caído como una catarata fría y llena de críticas, la más certera quizá es la reflexión de Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, quien ha recordado que se puede beber alcohol a partir de los 18 años pero abortar a partir de los 16 y sin el permiso familiar.

Para la ultraizquierda de Unidas Podemos es defender los derechos de las mujeres. En su concepción arbitraria quieren, a través de sus políticas, transformar y para mal la realidad actual, desde su postura de todas, todos y todes, el empoderamiento sexual está provocando una serie de distorsiones en los chavales más jóvenes a tal grado que ahora mismo hay adolescentes que no saben si quieren ser hombres o mujeres e incluso existen casos de adolescentes que cambiaron de sexo y de nombre y que años después se arrepintieron.

Corre una moda peligrosa, lisonjera, libertina y ligera, en la sexualidad de los adolescentes que en ese proceso de identificación personal y de crear identidad compran esas ideas y nuevas concepciones manoseadas por la ultraizquierda fundamentalmente.

Para conducir un coche hay que tener 18 años, para hacerse un tatuaje siendo menores de edad  se requiere del  permiso familiar y hasta para votar hay que tener  la mayoría de edad. Que una chiquilla pueda ir a un hospital a abortar con 16 años de vida es una grave irresponsabilidad, máxime porque ni siquiera requiere de consensarlo, discutirlo con sus progenitores (sea uno o ambos o los tutores) ni siquiera escuchar los consejos, ni la orientación de un adulto cercano.

Solo hay el túnel de la desesperación, del miedo, de la incertidumbre y de librarse lo más rápidamente posible de una irresponsabilidad por tener relaciones sexuales tan joven y sin protección; o quizá sea una noche de borrachera o un subidón de la pasión y no hubo control ni protección.

¿Cuáles serán los riesgos de abortar tan joven?¿Y los futuros daños psicológicos y morales? ¿Cómo impactará en un futuro la decisión del púber en su vida como adulto? Quizá en diez años salgan a flote las consecuencias de lo recién aprobado en España.

A COLACIÓN

Hay una enorme promiscuidad y los adolescentes no están exentos en su descubrimiento sexual. Las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS)  han aumentado en España  en los últimos años, esto es parte de la salud pública.

Para la ministra de Igualdad, Irene Podemos, digo Irene Montero,  es necesario que  la educación sexual sea obligatoria en todas las etapas educativas.

En su postura es más importante decirle a un niño en primero de Primaria qué es un pene o una vagina porque la cultura genital hay que metérsela en la mente a los pequeñines que, por ejemplo, introducir como obligatoria en todas las etapas educativas la educación financiera o la educación sostenible.

Montero defiende el aborto libre, seguro y gratuito. De lo que no se habla es de instrumentar un programa paralelo con apoyo psicológico para el proceso primero, de la decisión  de hacerlo y segundo, para los meses y años posteriores a abortar.

El tema del aborto nunca ha tenido un solo criterio en la sociedad es una de esas bombas que cuando caen esparcen cientos de esquirlas y dejan un reguero de heridos y sobre todo de muertos.

Esta reforma que ahora mismo enciende el debate en el seno familiar y en las tertulias de la televisión podría durar tanto como permanezca en el poder la coalición de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos. Si en 2024, el presidente Sánchez no consigue reelegirse  y termina ganando Núñez Feijóo esta reforma tendrá seguramente un revés.