El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue reelegido hoy para un segundo mandato de 5 años, lo que se interpreta como una aprobación a su gestión contra la peor pandemia en cien años, pese a las críticas recibidas y al rechazo de su propio país, Etiopía.
El político de 57 años, exministro etíope de Salud y de Asuntos Exteriores, fue reelegido en una votación a puerta cerrada celebrada hoy en la asamblea anual de la OMS, donde no había lugar a la sorpresa ya que desde octubre del año pasado se sabía que era el único candidato a director general.
Tras anunciarse su nombramiento, Tedros juró el cargo y en un discurso donde se mostró muy emotivo aseguró que interpreta la reelección como «un apoyo para todo el trabajo reciente de la OMS».
El experto etíope recordó principalmente la labor incansable de la organización desde que el 31 de diciembre de 2019 el Gobierno chino les notificara la aparición de casos de una nueva enfermedad que más tarde sería bautizada como covid-19.
Un cargo sin descanso
«Cuando fui notificado ese día acababa de pasar dos semanas de vacaciones, las primeras desde mi nombramiento como director general, y también fueron las últimas que he tenido», recordó Tedros, quien aseguró que la prioridad para sus próximos cinco años al frente de la OMS «no será lidiar con las enfermedades, sino promover la salud».
La «financiación sostenible» de la organización, actualmente muy dependiente de donaciones y aportaciones no estatales, será otra de las prioridades, afirmó Tedros en una asamblea en la que se espera aprobar una modificación de la arquitectura presupuestaria de la OMS.
El director general, que nació en la actual Eritrea, llegó a emocionarse al recordar su infancia «como niño de la guerra en una familia pobre», y sobre todo a su hermano fallecido por enfermedad en aquellos años: «podría haberme tocado a mí, pero la suerte me trajo aquí», señaló Tedros sin poder contener las lágrimas.
El director general de la OMS recibió para su nombramiento el apoyo expreso de 27 países, entre ellos Francia, Alemania, España y otros de la Unión Europea, pero no el de su propio país, Etiopía, donde las autoridades no aprueban las críticas que Tedros ha lanzado públicamente en varias ocasiones sobre la actual guerra del Tigray.
Rechazado por su país
Ese desencuentro entre Tedros y su país salió a relucir en la sesión de hoy, en la que la delegación de Etiopía -apoyada por la de Eritrea- intervino airadamente para aclarar que su Gobierno no se unía al mensaje de felicitación al director general presuntamente emitido por todo el grupo africano de la OMS.
Desde su llegada al frente de la OMS, Tedros tuvo que lidiar con emergencias como los frecuentes brotes de ébola en África, aunque ha sido la lucha contra el covid la que ha dominado buena parte de su gestión y su imagen pública, con ruedas de prensa sobre la pandemia en las que ha dado la cara cada semana desde hace más de dos años.
Ello convirtió a Tedros en una de las figuras globales más identificables de los dos últimos años, aunque también ha sido en este tiempo blanco de muchos críticos que le han achacado a él y a la OMS, entre otras cosas, lentitud y errores en la respuesta inicial a la covid.
«He recibido críticas, incluso ataques, pero siempre he pensado que cuando alguien reacciona con enfado puede tener en el fondo algo de razón, así que les escuché con atención», aseguró hoy Tedros.
Difícil relación con las potencias
Tedros también ha mantenido en su primer mandato tensiones con Estados Unidos (durante la presidencia de Donald Trump, Washington estuvo a punto de abandonar la organización) o con China, por los obstáculos de ésta a la investigación de los orígenes del coronavirus causante de la covid.
Otro asunto complicado durante el primer mandato de Tedros ha sido el escándalo por abusos sexuales de trabajadores locales de la organización en la República Democrática del Congo durante la respuesta a uno de los recientes brotes de ébola en ese país.
Algo que Tedros respondió con promesas de reformas estructurales en el seno del organismo para impedir que esos abusos puedan volver a repetirse.
El cargo de director general de la OMS sólo puede ser renovado una vez, por lo que el periodo máximo al frente de la organización son 10 años, un tiempo que en las últimas dos décadas sólo ha completado la antecesora de Tedros, la hongkonesa Margaret Chan (2007-2017).