El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, minimizó este jueves la polémica artificial derivada de su decisión de no invitar a la Cumbre de las Américas a Cuba, Venezuela y Nicaragua, y pidió centrarse en resolver los «problemas serios» que afectan al continente.
«A pesar de algunos desacuerdos sobre la participación (en la Cumbre), en los temas sustantivos, lo que he escuchado es unidad», dijo Biden al término de la primera plenaria de la IX Cumbre de las Américas, que se celebra hasta este viernes en Los Ángeles.
Poco antes, Biden había presenciado cómo el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y el primer ministro de Belice, John Briceño, criticaban duramente el hecho de que Estados Unidos no hubiera invitado a la cumbre a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
El Gobierno estadounidense justificó esa decisión al opinar que esos tres países no cumplen los estándares democráticos que suponen la esencia del sistema de cumbres, pero ese veto ha derivado en notables ausencias en la cita, que se celebra cada tres o cuatro años.
Preguntado este jueves por los periodistas por si le preocupa el boicot a la cumbre de presidentes como Andrés López, la hondureña Xiomara Castro o el boliviano Luis Arce, Biden respondió con un tajante «no».
Al terminar la primera sesión plenaria, Biden pidió centrarse «en lo que está en juego» en el continente, para poder «resolver algunos problemas serios».
«Enfoquémonos en cosas realmente concretas en los próximos dos días», insistió, a pesar del malestar que ha provocado su veto.
La Cumbre de las Américas, iniciada en 1994 por EE.UU. con un encuentro en Miami, no incluyó a Cuba en sus primeras ediciones, pero la isla sí participó en las últimas dos citas, la de Panamá en 2015 y la de Perú en 2018.
Esa última cumbre estuvo marcada por la decisión de Perú de no invitar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pero esta es la primera vez que se excluye a tres países de la cita, cuya ambición es la integración regional.