Mientras los equipos de rescate siguen buscando víctimas y las alarmas antiaéreas suenan a cada tanto en Kremenchuk, aparecen nuevos datos sobre el ataque ruso con misiles que mató a al menos 20 personas en un centro comercial.
«La propagación instantánea del fuego en el centro debido a la onda expansiva hizo que pareciera un tornado de fuego que lo devoraba todo a su paso», explicó a Efe Olexandr Lysenko, el segundo al mando en la operación de emergencia para controlar la situación.
Lysenko indicó que la potencia del fuego por la detonación de un misil es muy distinta a la de un incendio convencional, con temperaturas tan elevadas que pueden fundirlo todo, incluso el metal.
Alrededor de un millar de personas, entre servicios de emergencia, bomberos y policías, trabajan para encontrar a los todavía 21 desaparecidos en un ataque en un ciudad de la región de Poltava que ha suscitado la condena unánime de la Unión Europea (UE) y de EEUU.
El ministro del Interior de Ucrania, Denys Monastyrskiy, acudió al lugar del ataque para mostrar a la prensa que dentro del espacio de compras no había material militar de ningún tipo y acusar a Rusia de romper los principios básicos de la guerra atacando a civiles.
Pero incluso ese paseo por un espacio absolutamente calcinado y del que sólo quedan en pie las estructuras exteriores, tuvo que ser interrumpido por una sirena antiaérea que anunciaba un posible bombardeo ruso.
Monastyrskiy, antes de acabar el encuentro con la prensa, mostró el lugar del impacto del misil X-22 en la parte trasera del centro comercial, lo que coincide con los testimonios de dónde se produjo la explosión inicial según varios testigos consultados por Efe.
El Ministerio de Defensa de Ucrania informó que los dos misiles de crucero utilizados se dispararon desde un bombardero estratégico TU-22 desde la región rusa de Kursk, cerca de la frontera.
El segundo de los proyectiles explotó cerca de una compañía industrial situada en la parte de atrás del centro comercial, aunque separados por unos cien metros y un alto muro.
Mykola Danyleiko, uno de los directivos de la empresa, dijo que dos de sus trabajadores resultaron heridos leves por cortes de cristales y que no había equipos militares de ningún tipo allí.
Desde poco después del ataque se especuló que esa empresa, especializada en maquinaria mezcladora de asfalto, podría ser el objetivo del ataque y no el centro comercial Amstar, que estaba muy concurrido la tarde del lunes.
Según fuentes médicas, 25 personas han sido hospitalizadas y, de ellas, cuatro se encuentran en cuidados intensivos. Entre los internados hay personas con amputaciones, fracturas y heridas de metralla.
LOS TRABAJADORES, LOS MÁS AFECTADOS
Oleksander, un joven de 19 años que trabajaba en una tienda de accesorios para móviles en el centro comercial relató que salió ileso porque un amigo le llamó justo antes de la explosión y se dirigió a una de las puertas de acceso para hablar.
«Dentro, en ese momento, sólo quedábamos trabajadores de las tiendas y gente de seguridad porque la alarma antiaérea había comenzado a sonar antes», agregó el joven, que visitó a una compañera de trabajo, Yulia, que resultó herida leve.
Oleksander incluso tiene anotado el minuto exacto del impacto, las 15.52 del lunes, justo diez minutos después de que sonaran las sirenas para avisar de un posible ataque. Según su relato, la inmensa mayoría de la gente salió del centro, lo que evitó una tragedia mayor.
«Hubo una explosión muy fuerte en la parte de atrás y una onda expansiva. Primero hubo mucho humo y después un incendio que se expandió muy rápido», contó.
El G7, que reúne a EEUU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá, y la Unión Europea han calificado el ataque al centro comercial como un «crimen de guerra».
«El estado ruso se ha convertido en la organización terrorista más grande del mundo», dijo por su parte el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.