Lo ha calificado de sombrío. El Fondo Monetario Internacional (FMI) destaca en su Panorama Económico Mundial –actualizado del mes de julio– que el crecimiento tiene un escenario  sombrío  y más incierto.

            Ante todo son malas noticias porque apenas empieza a sentirse el efecto de las sanciones impuestas a Rusia,  porque los mercados de los commodities ya están manifestando sus desequilibrios doblemente afectados primero, por la disrupción provocada en las cadenas de producción en 2020 derivada de los confinamientos y cierres de fronteras ante el avance del SARS-CoV-2 y después, porque la invasión a Ucrania ha interrumpido el suministro de granos y de otros bienes. Ni Ucrania vende, ni Rusia tampoco a sus clientes de costumbre.

            El caos está servido en bandeja dorada en una economía vertebrada y globalizada que ya venía con una inflación –en principio temporal– a la espera de la corrección en las cadenas de suministro. La guerra ha cronificado la inflación.

El efecto mariposa recrudece la hambruna en varios países de África y no dejará sin consecuencias el quehacer político de muchos gobernantes. Vamos a un nuevo ciclo económico, político y social. Ya es inevitable.

            Si la Primavera Árabe (2010 a 2012) provocó una convulsión, un cisma  en varios países de población árabe, la invasión rusa a Ucrania con Europa de por medio provocará un cambio de ciclo en una Unión Europea (UE) que, más pronto que tarde, terminará con varios países gobernados por la ultraderecha y otros grupos fascistas.

            Ahora todo juega a favor del dictador ruso, Vladimir Putin. Cada día que dura más su atroz invasión, se debilita la opinión pública europea cansada de recibir los efectos nocivos de las sanciones y de verse involucrada en una guerra que si bien sucede en su traspatio no es la suya.

            Y el panorama puede empeorar porque vendrá la peor parte: el segundo semestre del año con un otoño y un invierno con restricciones y recortes en la calefacción, la luz y el gas porque no hay el suministro de siempre por todo el lío creado alrededor de los energéticos.

            La UE, Estados Unidos y otros países, han vetado el petróleo ruso y a varios bancos rusos dejándolos fuera del sistema SWIFT así es que de entrada los países europeos no pueden pagarle nada a Rusia con sus euros; el Kremlin entonces exige el pago en rublos y la UE no quiere y no puede. Putin en consecuencia empieza a recortar el suministro de su gas… los europeos entran en pánico porque  el otoño y el invierno están a la vuelta de la esquina.

            La economía es un ser vivo, si se le patea varias veces en la espinilla terminará hincándose adolorida. Las sanciones graduales  comenzaron en la tercera semana de febrero, siguieron en marzo con otras rondas, en abril con más castigos; luego en mayo recrudeciéndolas, en junio añadiendo nuevas y otras más en julio.

            La palabra recesión ha vuelto a planear en el horizonte si economías como la de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Japón, Francia, Italia y Canadá siguen cayendo en picada y sus respectivas maniobras de política fiscal y de política monetaria no logran detener la bajada y estabilizar a sus economías.

A COLACIÓN

            El FMI recorta en 0.4 puntos porcentuales (respecto de abril) su perspectiva de crecimiento para 2022, ubicándolo en su revisión de julio, en 3.2%; las partes más afectadas con expectativas de menor crecimiento económico son: Estados Unidos con un 2.3% y la zona euro con el 2.6 por ciento.

            Hay otras regiones que tendrán un desempeño más favorecedor: América Latina y el Caribe con un pronóstico de un PIB del 3%; los países asiáticos y emergentes un PIB de 4.6%; el Medio Oriente y Asia Central con un PIB del 4.8% y el África Subsahariana con un PIB del 3.8 por ciento.

            Y en el escenario de 2023 todavía es más aguda la situación primordialmente para Estados Unidos con un PIB estimado en 1% y la eurozona con el 1.2 por ciento. El PIB mundial el próximo año, según el FMI, será de 2.9 por ciento.

            Tanto Estados Unidos como Europa concentrarán la mayor afectación económica, no obstante, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, sigue exigiéndole a los europeos mayores sacrificios con su insistencia de que no se le compre nada de gas a Putin. Zelenski solo sabe reprochar, no valora el enorme sacrificio que se ha hecho, para hundirnos junto con los ucranios en la niebla gris de la incertidumbre.

            Para que funcionase un boicot estremecedor contra Rusia habría que pedirles solidaridad a las regiones de América Latina, de Medio Oriente, de Asia Central y de África. Y no la hay, ni la habrá, porque el gas que los europeos no compran a Rusia, el Kremlin lo suministra a India, China e Irán. Lo mismo pasa con el petróleo por eso Lavrov ha viajado a África para cerrar convenios de venta de sus energéticos y enviarles el trigo que no quieren los europeos.

            La estrategia de las sanciones contra Rusia han regresado como un boomerang de más inflación, menor crecimiento, descontento social, hartazgo en la opinión pública y los gobernantes van cayendo endebles en sus coaliciones de gobierno. El FMI cree que la inflación este año será del 6.6% en las economías avanzadas y del 9.5% en las emergentes y en desarrollo. Además de sombrío es una sangría para el bolsillo de los trabajadores…no hay quien lo aguante por mucho tiempo.

   @claudialunapale