El canciller alemán, Olaf Scholz, se defendió este viernes de haber facilitado un fraude fiscal perpetrado por un banco de la ciudad estado de Hamburgo cuando él era alcalde gobernador, ante una comisión investigadora en el parlamento de la ciudad.
Lo que está en cuestión es si Scholz, primero desde su condición de alcalde y luego como ministro de Finanzas, ejerció influencia sobre la administración de impuestos para impedir que se le exigiesen pagos pendientes al banco Warburg.
«No tuve ninguna influencia en el caso del banco Warburg. No hubo ninguna influencia de parte de la política en el proceso fiscal», dijo Scholz ante la comisión del parlamento regional de la ciudad estado de Hamburgo.
El caso del Warburg pertenece al escándalo conocido como «cum ex» en torno a prácticas bancarias en que se creaba una especie de carrusel de compra y ventaja de acciones para al final reclamar la devolución de impuestos que no se habían pagado nunca.
Esta práctica representó pérdidas de miles de millones para el fisco y ha habido la sospecha de que Scholz, en sus tiempos de alcalde-gobernador de Hamburgo, colaborase con los banqueros Christian Olearius y Max Warburg para evitar que la práctica se persiguiera adecuadamente.
Según Scholz la sospecha está basada en «conjeturas que no tienen ningún apoyo». El asegura no conocer los detalles de la investigación que hizo la administración de impuestos al respecto en sus tiempos de alcalde y posteriormente en sus tiempos de ministro de Finanzas.
Acerca de una conversación con el entonces titular de Finanzas de Hamburgo y actualmente alcalde gobernador, Peter Tschentscher, dijo que no recordaba los detalles de la misma.
El canciller subrayó también que a la postre no había habido daño alguno para la ciudad de Hamburgo puesto que el Warburg al final pagó la deuda con el fisco.
Asímismo, rechazó insinuaciones de que había podido darle un trato preferencial al Warburg y aseguró haber estado siempre convencido de que el fraude fiscal no es un delito de guante blanco.
Olearios había asegurado que Scholz le recomendó escribir una carta a Tschentscher alegando que la reclamación de una deuda pendiente de 47 millones de euros no tenía fundamento.