Un total de 54 ciudadanos rusos han sido rechazados en las fronteras polacas desde que el lunes pasado entraron en vigor las restricciones que prohíben la entrada a los nacionales de ese país por motivos turísticos o de negocios, entre otros.
La portavoz de la guardia fronteriza polaca, la teniente Anna Michalska, declaró a la agencia de noticias PAP que el lunes pasado le fue vetada la entrada a dos rusos, a nueve el martes, a 17 el miércoles y a 26 el jueves.
Sin embargo, Michalska afirmó que la frontera con el enclave aislado de Kaliningrado -único punto en que Polonia limita con Rusia- permanece tranquila y que no se ha producido un aumento del tráfico fronterizo tras el anuncio el pasado miércoles de la movilización parcial de 300.000 reservistas para combatir en Ucrania.
Agregó además que de lunes a viernes, entraron en Polonia 1.770 ciudadanos rusos, mientras que 2.342 abandonaron el país, lo que entra dentro de las estadísticas habituales.
El lunes entró en vigor una ordenanza del Ministerio polaco del Interior por la que se prohíbe la entrada de viajeros rusos con visados de turista o por motivos de negocios, culturales y deportivos en las fronteras terrestres con Rusia y con Bielorrusia.
A partir del próximo 26 de septiembre, las nuevas restricciones se aplicarán también en puertos y aeropuertos, de modo que los ciudadanos rusos con estos visados tampoco podrán entrar en el país procedentes de otros estados fuera del espacio Schengen.
La medida del Gobierno polaco sigue a las decisión en el mismo sentido formalizada en un comunicado conjunto del primer ministro polaco y de los líderes de los tres países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania.
En él, afirman que la afluencia de ciudadanos rusos supone «una grave amenaza para la seguridad pública» y argumentan que «tres cuartas partes de los ciudadanos rusos apoyan la agresión de Rusia contra Ucrania».