¿Qué pasará después de la muerte?, ¿Habrá otra vida después de esta o simple y sencillamente es el fin de nuestra existencia? Son preguntas que rondan por la cabeza de muchas personas, personas envueltas por la intriga y, unas que otras, por la angustia.
Aún teniendo estas dos teorías fundamentales, existen quienes no se permiten descansar de este cuestionamiento, llegando al punto de agobiarse por cosas que no se tendrán por seguro hasta el día de su suceso.
La muerte siempre se ha visto como un acontecimiento de suma importancia, algo que trasciende y que impacta enormemente a quienes se relacionaban con el difunto. Podemos ejemplificarlo con la cultura egipcia, quienes levantaban pirámides de gran tamaño cuya finalidad era servir como tumbas de los faraones más importantes; este ejemplo nos permite materializar el simbolismo de la muerte en dicha civilización.
Ahora bien, los egipcios no fueron ni serán los únicos en darle un sentido de permanencia a los difuntos, en la actualidad seguimos siendo partícipes de ciertos ritos encargados de enlazarnos con entes del más allá.
Teorías tales como la reencarnación implantan aún más el sentido de permanencia en esta realidad, sin embargo, debemos estar conscientes de la fuerza de lo inevitable, estando confiados en que lo que venga después, muy probablemente, no dependa de nosotros.