Con altares monumentales de hasta siete niveles y un costo promedio de 80.000 pesos (unos 4.000 dólares), habitantes del municipio de Huaquechula, en el estado de Puebla, en el centro de México, honran en el Día de Muertos a sus familiares fallecidos en el último año.
A Huaquechula, cerca del municipio de Atlixco, cada año llegan miles de turistas de México y el extranjero para maravillarse con las ofrendas que sorprenden por sus dimensiones y a las que son invitados a comer por los habitantes del lugar.
Los altares, donde se colocan las ofrendas, tienen alturas de entre 3 a 5 metros, además de estructuras piramidales, que están forradas o decoradas con tela blanca y brillante, con pliegues que dan forma a toda la construcción.
Los niveles son amplios y en ellos se coloca fruta, pan elaborado en el municipio, comidas y bebidas que le gustaba al difunto, además de imágenes de niños o ángeles que custodian el altar, un espejo, agua, sal, flores y veladoras.
Lo que destaca de la tradición de Huaquechula es que las ofrendas se dedican a quienes murieron en los 11 meses previos a la festividad, por eso en esta ocasión se instalaron 31 altares.
EN ESPERA DE LOS MUERTOS
La devoción de los familiares por esperar el regreso de sus seres queridos en el Día de Muertos hace que coloquen en la ofrenda todo aquello que les gustaba en vida, así como sus pertenencias.
Estos altares tienen costos desde los 60.000 a los 200.000 pesos (3.000 dólares a 10.000 dólares) o más, dependiendo lo que se coloque y los materiales de diseño y construcción.
Según la tradición, en el primer piso, que se refiere al mundo terrenal, se coloca la fotografía del fallecido, que debe reflejarse en un espejo, porque su alma no puede verse directamente en él.
El segundo nivel representa el cielo, donde se coloca la imagen religiosa de la Virgen Guadalupe y ángeles, rodeadas de satín blanco con pliegues que semejanza las nubes.
En el tercer y cuarto niveles se representa la cúspide celestial donde se coloca un crucifijo que preside desde lo alto toda la estructura.
HOMENAJE Y GASTO
Efraín Téllez, originario de Huaquechula, compartió con EFE que la ofrenda del patio de su casa es para su padre, Adolfo Téllez, quien falleció el pasado 13 de octubre.
«Yo estuve con él por mucho tiempo, nos hicimos amigos, porque a pesar de ser mi padre también éramos muy buenos amigos, ya que mí hermano está en Estados Unidos y no lo pudo ver y mucho menos pudo venir a su despedida», dijo.
Contó que la ofrenda con lo necesario para que el alma de su padre llegue sin contratiempos costó 84.000 pesos (unos 4.200 dólares) por la estructura, comida, imágenes y flores.
Mientras que María Antonia Coria, también habitante de Huaquechula, refirió a EFE que su altar costó 50.000 pesos (2.500 dólares), que incluye la estructura de la ofrenda y la comida en los diferentes niveles, además de contrataron música en vivo y ofrecieron alimentos los visitantes.
«La ofrenda va dedicada a mi padre Adalberto Coria, quien falleció el pasado julio, en este altar le colocamos cosas de su gusto como su sombrero, cinturón y sandalias que utilizaba en el campo, ya que amaba trabajar», expuso la mujer.
En tanto, Vicente González, también anfitrión de ofrenda, detalló que su altar fue en honor a su esposa, con quien estuvo casado 42 años y falleció en junio pasado, por lo que aseguró que puso el mejor altar con toda la comida que a ella le gustaba, así como sus dulces y refrescos preferidos.
Explicó que la ofrenda y la comida, que comparten con los visitantes, costó 200.000 pesos (10.000 dólares), pero aseguró que «es un gasto que vale la pena» para recordar el amor que se tenían, y que ella «se vaya contenta de regreso al otro mundo» tras su visita.
En México, el Día de Muertos surgió como una combinación de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos.
La celebración del Día de Muertos se realiza los días 1 y 2 de noviembre: el primer día corresponde a «Todos los santos», para los menores de edad fallecidos, mientras que el segundo es el de los «fieles difuntos» para rememorar a los adultos.