La originaria de Mexicali Juliana Velandia Santella relata toda su experiencia durante la tragedia de Itaewon en Corea del Sur.
La sobreviviente compartió el miedo que tuvo al pensar que no saldría del callejón donde por media hora quedo sin poder respirar, a el diario “The Washington Post” durante una entrevista.
La mexicana relato que debido a que esta cursando la carrera de medicina en la Universidad Católica de Bucheon se fue de intercambio a corea del sur.
Velandia y su compañera fueron encontradas con vida, pero con múltiples lesiones graves debido al aplastamiento que sufrieron.
La mexicana declaro que “Caminamos unos metros, doblamos a la izquierda y en el callejón ocurrió todo. Yo estaba en la parte de arriba de la pendiente. Y todos empezamos a caer, nos empezaron a empujar, y no paraban de caer y hacer cada vez más estrecho el espacio”
Debido al poco espacio que tenia relata que no podía respirar y eso ocasiono que dejara de sentir sus extremidades.
“En un punto mis pies ya no estaban tocando el piso, ya había cuerpos debajo de mí. Había un muchacho que estaba inconsciente y me estaba aplastando y mis piernas estaban resultando tan aplastadas que dejé de sentirlas”, contó.
Ya que la mexicana no podía respirar por la nariz comenzó a hacerlo por la boca para poder mantener la conciencia. Después de un rato la joven pudo ser rescatada por los elementos de seguridad.
Después de que la joven estuviera a salvo comenzó a recordar lo que había pasado al igual que el haber escucho los gritos de desesperación, los desmayos y muertes que pasaron a su alrededor.
“Las imágenes llegaron como recuerdos a mi mente, aún veo sus caras cuando cierro los ojos, hombres y mujeres a mi alrededor, los vi morir, vi sus caras perder color, sentí a la gente caerme encima muerta y desmayada”, relató.
La bajacaliforniana encontró a su compañera con vida y al siguiente día tuvieron que asistir al hospital de la universidad, ya que Veladia presento fiebre durante la noche.
Donde la unidad médica explico que tenia problemas en pulmones y riñones por la falta de oxígeno.
“Creo que viviré con un respirador el resto de mi vida, justo ahora no puedo moverme, me duele todo, hasta respirar”, concluyó.