La fallida cumbre de la Alianza del Pacífico que se iba a celebrar esta semana en México y fue finalmente cancelada, es una nueva muestra de la indefinición de la política exterior mexicana, con un presidente, Andrés Manuel López Obrador, que apenas viaja pero que pretende ser el eje de la nueva izquierda de Latinoamérica.
“Ha habido una indefinición de la política internacional de México. Ha sido, entre comillas, a conveniencia”, explicó el doctor Ulises Corona, académico investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Especialmente, subrayó, en lo que se refiere al injerencismo, ya que López Obrador ha tenido varias intervenciones “hacia fuera”, pero que cuando alguien interviene para con México el presidente “se arropa en la no intervención”.
Por eso, esta cumbre que finalmente no se realizó, parecía ser una buena ocasión para López Obrador, que apenas sale de México pese a generar ciertas simpatías en otros países de la región.
López Obrador ya había adelantado el lunes sobre la posibilidad de suspender la reunión de la Alianza del Pacífico – un bloque comercial conformado por México, Chile, Colombia y Perú-, por la ausencia del presidente peruano, Pedro Castillo, a quien el Congreso de su país ha impedido de nuevo la salida del territorio nacional.
Pese a la suspensión de la cumbre, visitarán esta semana México el presidente chileno, Gabriel Boric, y el colombiano, Gustavo Petro, así como el de Ecuador, Guillermo Lasso, quien busca integrarse en el bloque comercial.
“En el caso de la política exterior de México hay un pretendido liderazgo que en realidad no existe”, coincidió el doctor Jorge Márquez, profesor de Historia Política y Globalización de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.
“Que no se haga, dice que la izquierda latinoamericana no está unificada, no es homogénea, tiene diferencias”, añadió Márquez.
FALTA DE CONSENSO EN EL BID
Y esto, detalló, se comprobó con la reciente terna a la presidencia de Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el que países como Argentina, México o Chile presentaron diferentes candidatos que terminaron por ser superados por el brasileño Ilan Goldfajn, que contaba con el apoyo de Estados Unidos.
El mandatario argentino, Alberto Fernández, anunció que tampoco asistiría a México, lo que suscitó el debate internacional de si podría deberse a la mencionada falta de acuerdo para proponer un candidato a la presidencia del BID.
Sin embargo, el miércoles López Obrador dijo que Fernández es “amigo” y criticó que no se diese un cambio en el banco multilateral.
“Estos organismos financieros internacionales de verdad no ayudan a los países de América Latina y el Caribe”, sentenció.
Con esto, buscó descartar que el presidente argentino no acudiese por molestias en relación a la terna del BID.
“(La importancia de reunirse en México) Es simbólica. A la hora de votos se ve que no tiene mucha importancia, (…) le han puesto una goliza (goleada) en esta votación”, consideró Márquez.
¿CUMBRE EN PERÚ?
Otro aspecto en el que México puede haber demostrado falta de liderazgo es en la dificultad de que se lleve a cabo la propuesta de López Obrador de realizar la cumbre de la Alianza del Pacífico en Perú, ya que México ostenta la presidencia y tiene que entregársela a este país.
El miércoles, después de reunirse Boric y López Obrador en el Palacio Nacional, el mandatario mexicano mencionó una posible consulta al respecto, pero el chileno le dijo que todavía no podía revelarse.
“Me pidió Gabriel (Boric) que esperemos un poco. Se va a hacer una consulta y vamos a resolver de la mejor manera posible”, indicó.
Por último, los expertos coincidieron en que la no celebración de la cumbre es también un revés para el actual secretario mexicano de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien ya ha anunciado que buscará la candidatura del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en las elecciones presidenciales de 2024.
“Marcelo Ebrard es el encargado de hacer los amarres para que estas cosas salgan bien, y esto es para él un fracaso, y todo el mundo lo voltea a ver a él”, expresó Márquez.
“Se pensaba codear con los grandes presidentes y hacerles ver que México tenía esa capacidad de convocatoria”, zanjó Corona.