Israel y Palestina protagonizaron este miércoles otro duro choque en la ONU, en esta ocasión centrado en la reciente resolución impulsada por los palestinos para pedir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) una «opinión consultiva» sobre la ocupación y las posteriores represalias israelíes.

Ese texto, que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó a finales de diciembre, llevó al nuevo Gobierno de Israel a imponer una serie de sanciones a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), entre ellas retener fondos que recauda en su nombre.

«Israel considera que el mundo no puede pedirle cuentas por sus acciones unilaterales ilegales y sin embargo se permite castigarnos por recurrir a mecanismos multilaterales legítimos», protestó el embajador palestino ante la ONU, Riyad Mansur.

El diplomático, que lució una bandera palestina en la solapa en respuesta a la reciente decisión israelí de ordenar la retirada de ese símbolo de todo espacio público del país, defendió el derecho de la ANP a acudir a la Asamblea General para buscar de forma «civilizada» y «legal» apoyo para una «opinión consultiva» por parte de la CIJ sobre la ocupación.

Mansur acusó a Israel de responder de forma desproporcionada al referirse a ese movimiento como un acto de «terrorismo político» y agradeció el apoyo de alrededor de un centenar de países que han respaldado una declaración que critica las represalias israelíes.

Además de retener fondos que recauda en nombre de la ANP para «compensar a familias de las víctimas asesinadas en ataques terroristas palestinos», Israel aprobó una moratoria sobre los planes de construcción palestinos en la llamada «área C» de la Cisjordania ocupada, zona bajo completo control de Israel, y medidas contra líderes y organizaciones palestinas.

Todo ello ha supuesto un claro giro por parte del nuevo ejecutivo de Benjamin Netanyahu con respecto a la política de acercamiento con el liderazgo palestino de la anterior coalición gubernamental.

El embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, insistió mientras tanto en que lo que los palestinos presentan como una «inocente resolución» es un texto «venenoso y destructivo» aprobado gracias al «sesgo» contra Israel que a su juicio existe en Naciones Unidas.

«Destruir el Estado de Israel ha sido siempre el objetivo único de los palestinos y buscan hacerlo por cualquier medio. (…) Una de las armas que usan en esta ‘yihad’ es la manipulación y el abuso de los organismos internacionales», señaló.

Según dijo, con la resolución impulsada ante la Asamblea General los palestinos «clavaron un cuchillo en el corazón de cualquier posibilidad de diálogo y reconciliación».

El enviado de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland, lamentó en su discurso el creciente choque dialéctico entre los dos bandos y el repunte de la violencia que se ha visto en Cisjordania, donde 14 palestinos han muerto en choques con fuerzas israelíes en lo que va de año, cuatro de ellos menores de edad.