El helado es quizá, por excelencia, el postre preferido por todos. No hay quien se resista a uno, especialmente en un día caluroso de verano, pues su consistencia, textura y sabor, lo convierten en una gran opción a la hora de degustar de algo dulce.
Técnicamente hablando, el helado es una preparación que ha sido llevada al estado sólido, semisólido o pastoso, por una congelación simultánea o posterior a la mezcla de las materias primas utilizadas y que han de mantener el grado de plasticidad y congelación suficiente, hasta el momento de su venta al consumidor.
En cuanto a sus tipos, existen diversas clasificaciones, pero las más populares son el helado con leche, el helado al agua y el sorbete, postre semi-helado que se diferencia por no contener ingredientes grasos.
¿Cómo surgió el helado?
Se cree que ya existía una versión por allá del año 2000 a.C., tratándose de una bola hecha con arroz, leche y especias que metían en la nieve para que se enfriase antes de consumirla.
En el año 400 a.C. los persas comían una especie de pudín o flan hecho de agua de rosas y cabello de ángel (fibras caramelizadas de la pulpa de fruta) durante los calurosos veranos. Alejandro Magno hacía que sus esclavos trajeran nieve de las montañas a la que le agregaba miel y néctar. El emperador romano Nerón, comía algo similar pero le añadía zumo de diferentes frutas.
En las cortes árabes, en la Edad Media, también utilizaban nieve de las montañas para elaborar el sharbat con frutas y especias, razón por la cual se cree que de aquí nace la palabra “sorbete”.
Con el tiempo consiguieron mejorar la técnica de conservar el hielo y fue cuando el helado comenzó a hacerse popular. De Oriente pasó a Occidente y fue hasta en el siglo XIII que el navegante Marco Polo llevó consigo a Italia recetas de postres de Asia que ya tenían una larga tradición. En China, el Emperador Tang conocía un método para crear mezclas de hielo con leche, receta que viajó hasta la India, Persia y después Grecia y Roma gracias a Marco Polo.
En 1533, para su boda con Enrique II de Francia, Catalina de Medici hizo que el cocinero llevara la receta primitiva del helado hasta la corte francesa y la mantuviese en secreto. Se sabe que en aquel entonces la fórmula contenía huevo.
Finalmente, en 1660, el siciliano Francesco Procopio dei Coltelli, considerado como padre del helado, se las ingenió e inventó una máquina que homogeneizaba el azúcar, el hielo y las frutas, obteniendo así una crema helada similar a la que hoy conocemos.
Procopio abrió en París el Café Procope, lugar que contribuyó notablemente a la popularización del helado. Sin embargo la cumbre de su popularidad la alcanzaría a finales del siglo XVIII, cuando el italiano Filippo Lenzi abrió la primera heladería en Estados Unidos.
Los italianos se encargaron de popularizar y extender el consumo por todo el continente, y en el siglo XVIII comienza a aparecer el helado en los libros de cocina. Con la colonización americana, el helado daría el salto de continente y el resto es historia.
Ahora que conoces su origen, es buen momento para salir y disfrutar de un buen helado y por qué no, animarte también a probar sabores diferentes, incluso aquellos que anteriormente no te hubieras atrevido a probar (sí, me refiero al helado de VapoRub).