El mayor desafío del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) rumbo a la elección del sucesor del presidente, Andrés Manuel López Obrador y su denominada «cuarta transformación», será mantener la unidad.

El partido oficialista definió el domingo pasado que el candidato para las elecciones de junio de 2024 de la coalición de Morena con el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se anunciará el 6 de septiembre tras cuatro encuestas de opinión pública.

Asimismo, estableció reglas para asegurar una contienda en igualdad de condiciones, como el que los aspirantes deben abandonar sus cargos públicos, no utilizar demasiados recursos, y que no intervengan servidores públicos en sus campañas.

Pese a roces iniciales, el método de selección recibió el apoyo de los principales aspirantes: la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el entonces canciller, Marcelo Ebrard; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y el líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal.

Pero “el principal enemigo de Morena es el propio Morena. Ellos saben perfectamente que la oposición está desarticulada y que su posicionamiento en términos electorales con miras al 2024 es muy baja”, comentó el analista político Edgar Ortiz-Arellano.

El especialista consideró que la cohesión entre sus estructuras será necesaria para presentar a un candidato sólido a la presidencia de México.