La producción y el tráfico de drogas son mucho más dañinos para la cuenca del Amazonas de lo inicialmente pensado, ya que promueve toda una economía ilegal que fomenta no sólo la deforestación sino muchas otras actividades ilegales negativas para el medio ambiente y las poblaciones nativas, denuncia la ONU.
El Informe Mundial sobre Drogas 2023, difundido este domingo en Viena, señala que «el cultivo de drogas, el tráfico y los delitos que afectan al medio ambiente están aumentando en la cuenca del Amazonas, debido en parte a la abundancia de recursos naturales, junto a la escasa presencia del Estado».
«El narcotráfico es sólo una de las múltiples actividades ilícitas en las que participan grupos del crimen organizado junto con el acaparamiento de tierras, la tala ilegal, la minería ilegal, el tráfico de fauna silvestre y otros delitos que afectan al medio ambiente en toda la región», agrega el informe.
Las redes criminales fomentan muchos delitos que van desde la corrupción a los delitos fiscales y financieros hasta el homicidio, las agresiones físicas, la violencia sexual, la explotación de trabajadores y menores y los ataques a defensores del medio ambiente y los pueblos indígenas.
El impacto directo del cultivo de coca en la deforestación es mínimo, pero indirectamente puede actuar como un «catalizador», resume la ONU.
La extorsión, el lavado de dinero y la corrupción han convertido zonas de la Amazonía en puntos calientes, con la presencia de diversos grupos criminales que participan simultáneamente en la producción y tráfico de cocaína y en la explotación de recursos naturales.
Los pueblos indígenas y otras minorías, según el informe, se ven afectados de manera desproporcionada por las actividades criminales ya que sufren desplazamiento forzado y envenenamiento por mercurio, así como una mayor exposición a la violencia.
Leonardo Correa, investigador de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), explica así la situación a EFE: «Esta actividad ilegal crea unas condiciones propicias para el delito en un entorno ambientalmente vulnerable y donde hay una riqueza cultural muy importante».
«Estos grupos, que ya se encargaron de llevar cultivos ilegales, las personas que los siembran y las que lo transforman en clorhidrato de cocaína, tienen acceso a otros recursos de la zona: oro ilegal, madera ilegal, fauna silvestre, que también se puede traficar», agrega.
«Y para hacer todo eso se crean unas condiciones: la corrupción, a partir de crear unos vacíos institucionales. Y entonces aparecen otros delitos relacionados: tráfico de personas, delitos asociados a la prostitución, aumentan los homicidios y la violencia», indica sobre el círculo vicioso de la economía ilegal.