El papa Francisco afirmó este domingo que las religiones están llamadas a ofrecer al mundo armonía ante los “tantos conflictos, tantas devastaciones ambientales, tantas persecuciones, tanto descarte de la vida humana”, en su discurso en la reunión con los representantes de otras religiones que mantuvo en Mongolia, un país de mayoría budista y donde los católicos son cerca de 1.400.
El papa que llegó a Mongolia el pasado viernes se reunió hoy en el Hun Theatre de Ulán Bator con representantes de las religiones presentes en el país como los budistas tibetanos, la confesión a la que pertenece el 53 % de los habitantes del país, y líderes locales del chamanismo, el sintoísmo, el islam, el judaísmo, el hinduismo y otros credos.
Francisco escuchó a los representantes de las otras religiones sentados a su lado en el escenario de este pequeño teatro a forma de yurta, las tiendas de los nómadas del Asía central, y en el que se representan espectáculos con músicas y bailes tradicionales a las afueras de Ulán Bator.
“Las tradiciones religiosas, en su originalidad y diversidad, comportan un formidable potencial de bien al servicio de la sociedad”, aseguró Francisco que agregó que “si quien tiene la responsabilidad de las naciones eligiera el camino del encuentro y del diálogo con los demás, contribuiría de manera determinante a poner fin a los conflictos que siguen causando sufrimiento a tantos pueblos”.
Sembrar armonía
Tras escuchar a todos los representantes, el papa invitó a las religiones a sembrar armonía porque “donde hay armonía hay entendimiento, prosperidad, belleza” y por el contrario, “la cerrazón, la imposición unilateral, el fundamentalismo y la coerción ideológica arruinan la fraternidad, alimentan tensiones y ponen en peligro la paz”.
“Las religiones están llamadas a ofrecer al mundo esta armonía, que el progreso técnico por sí solo no puede dar, porque, apuntando sólo a la dimensión terrena y horizontal del hombre, corre el riesgo de olvidar el cielo para el cual hemos sido creados”, señaló.
Y aseguró que una sociedad que “vuelve su mirada sólo a intereses terrenos, acaba arruinando la misma tierra, confundiendo el progreso con el retroceso, como lo muestran tantas injusticias, tantos conflictos, tantas devastaciones ambientales, tantas persecuciones, tanto descarte de la vida humana”.
También instó a que “que no haya, por tanto, ninguna confusión entre credo y violencia, entre sacralidad e imposición, entre camino religioso y sectarismo” y que “la memoria de los sufrimientos padecidos en el pasado, pienso sobre todo en las comunidades budista, nos dé la fuerza para transformar las heridas sombrías en fuentes de luz, la ignorancia de la violencia en sabiduría de vida, el mal que arruina en bien que construye”.
Confirmó al resto de religiones, “que la Iglesia católica desea caminar así, creyendo firmemente en el diálogo ecuménico, interreligioso y cultural”.
Francisco ha recibido en varias ocasiones a representantes budistas de Taiwán, Mongolia y Tailandia, pero nunca se ha reunido con el Dalái Lama: el máximo referente del budismo tibetano enfrentado con Pekín.
El papa celebró una misa para el pequeño rebaño católico de Mongolia
El papa Francisco celebró hoy una misa en el palacio de deportes de Ulán Bator ante cerca de 2.000 personas, incluida la comunidad católica del país, formada por unos 1.400 fieles y también peregrinos llegados de otros países de Asia como Filipinas, Vietnam, Corea y China.
“Sigan adelante, con mansedumbre y sin miedo, sintiendo la cercanía y el aliento de toda la Iglesia, y sobre todo la mirada tierna del Señor, que no se olvida de nadie y mira con amor a cada uno de sus hijos”, les dijo Francisco al concluir la misa.
Su 43 viaje internacional y uno de los más alejados de Roma fue para visitar una Iglesia católica que prácticamente nació con la caída del comunismo en 1992 y que cuenta con unos 1.400 bautizados, que representan el 0,04 % de la población.
Prácticamente todos ellos y todos los religiosos, que no llegan al centenar, acudieron al palacio de deporte Estepa Arena de la capital para asistir a la misa de Francisco.
“Saludo a los hermanos obispos, a los sacerdotes, consagrados y consagradas, y a todos los amigos que han venido de diferentes países, en particular de distintas regiones del inmenso continente asiático, en el que me siento honrado de estar y que abrazo con gran estima. Expreso un agradecimiento particular a las personas que colaboran con la Iglesia local, sosteniéndola espiritual y materialmente”, dijo el papa al finalizar la homilía.
Agradecimiento al pueblo mongol
El papa agradeció al pueblo mongol, “por el don de la amistad que he recibido en estos días, por tu auténtica capacidad de valorar también los aspectos más sencillos de la vida, de custodiar con sabiduría las relaciones y las tradiciones, de cultivar la cotidianidad con cuidado y atención”.
En el estadio se congregaron cerca de 2.000 personas, ya que llegaron muchos fieles de los países cercanos como Vietnam, Corea y Filipinas, así como también de la vecina China , a pesar de que las autoridades del país no dejaron salir a los obispos chinos.
Sólo estuvieron presentes durante la visita del papa y en la misa el excardenal chino y obispo emérito de Hong Kong, John Tong Hon, y el actual obispo Stephen Chow, que el papa nombrará cardenal el próximo septiembre.
Y por sorpresa, el papa Francisco al final de la misa tomó por la mano al exobispo de Hong Kong y al actual y quiso enviar “un caluroso saludo al noble pueblo chino”.
Chow explicó a los medios presentes en Mongolia que desde Hong Kong han llegado con él un grupo de 40 personas y otros se han organizado por su cuenta. Los católicos chinos que proceden de allí no tienen problemas en moverse y exhiben con orgullo sus banderas de la región especial con la flor de cinco pétalos.
En el Estepa Arena de Ulán Bator, los católicos de Hong Kong exhibieron sus banderas y pancartas, mientras que al lado otro grupo de unos 20 que han llegados desde el norte de China con su párroco, muestran la bandera china cuando el papa pasa delante de ellos en el carrito antes de celebrar la misa.