El hecho de que la Luna se encoge no es nuevo; en los últimos cientos de millones de años el satélite natural de la Tierra ha reducido hasta 150 pies de su circunferencia debido al enfriamiento gradual del núcleo.

Lo que sí es novedad es que este encogimiento ha provocado una deformación notable de la superficie en la región polar sur, incluidas las zonas propuestas por la NASA para los alunizajes tripulados de la Artemis III.

Esto que acabamos de mencionar es el hallazgo de un grupo de científicos que publicó, en The Planetary Science Journal, un artículo que constata el trabajo que los llevó a su descubrimiento.

¿Es seguro ir a la Luna?

El problema que aparece con el encogimiento lunar va principalmente dirigido a la exploración de este astro. Resulta que el proceso que está disminuyendo las dimensiones del satélite viene acompañado de una intensa actividad sísmica, y las ubicaciones cercanas, o dentro de estas zonas de fallas, podrían suponer un peligro para los futuros esfuerzos orientados a ir a la Luna.

Los científicos que llegaron a esta conclusión utilizaron modelos para simular la estabilidad de las pendientes superficiales de la región. Con ello, vieron que algunas zonas eran especialmente vulnerables a los corrimientos de tierra provocados por las sacudidas sísmicas. Las áreas más susceptibles están en el polo sur lunar, precisamente el lugar en donde se han proyectado los futuros alunizajes.

Los autores del estudio sostienen que un descubrimiento así es fundamental para procurar la seguridad de los astronautas y de la infraestructura llevada a las misiones lunares. Por lo que ahora el objetivo es diseñar estructuras que puedan soportar la actividad sísmica de la Luna.