El 11 de marzo de 2024, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, dijo que renunciaría a su cargo, cediendo a la presión internacional para salvar a su país, atrapado por la violencia y por pandilleros

El anuncio fue horas después de que varios funcionarios, líderes caribeños y el secretario de estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunieron en Jamaica para analizar una solución para detener la creciente crisis en Haití

Este brote de violencia se le atribuye a la arraigada pobreza, el legado del colonialismo, la deforestación generalizada y la interferencia europea y estadounidense.

Pero la agencia The Associated Press expresó, que la causa inmediata más importante es algo más reciente: los mandatarios haitianos han dependido cada vez más de las pandillas callejeras.

La ola de violencia estalló mientras Henry estaba en Kenya, donde firmó un acuerdo que respaldaba una misión liderada por ese país para desplegar de 1.000 agentes de policía en Haití con el fin de restaurar la seguridad en la isla.

Hace décadas que Haití no tiene un ejército permanente o una fuerza de policía nacional fuerte y bien financiada, y las intervenciones de Naciones Unidas y Estados Unidos han ido y venido.

Las tensiones comenzaron a principios de marzo, cuando el líder de una de las pandillas, Jimmy Cherizier, también conocido como «Barbecue», llamó a derrocar a Ariel Henry: “Arresten a Ariel Henry por la liberación del país».

La frustración pública, que se había ido acumulando contra Henry por su incapacidad para frenar los disturbios, se desbordó después de anunciar que no dimitiría el mes pasado, citando la escalada de violencia.