Científicos de la NASA han propuesto una nueva técnica para detectar objetos ocultos en el sistema solar, la idea consiste en realizar observaciones precisas de pequeños cambios espaciales en el campo gravitacional a través de medición laser proporcionada por 4 naves colocadas en órbitas elípticas cercanas al sol.
El espacio exterior, poseedor de un aura mística e intrigante acerca del origen de los tiempos y el destino de la humanidad, ha maravillado por miles de años a la sociedad humana, que ha mirado con fascinación el brillo radiante de las estrellas y astros que se encuentran al final de un horizonte aún por conquistar.
Si bien con los avances científicos han arrojado información valiosa a través de los años, la realidad es que el universo observable solo corresponde al 15% del mismo, el 85% restante o en este caso faltante, corresponde a lo que Fritz Zwicky denomino en 1933 como materia oscura, un tipo de materia que no interactúa con el resto de componentes del universo, ni si quiera con la luz, por lo que se le adjudico la característica de ser invisible.
Ser invisible, no significa ser indetectable, pues dicha masa no visible desempeña un papel central en la formación de estructuras cósmicas y en el movimiento del universo aún en expansión, por lo que aún si se desconoce la composición, características y propiedades de la materia oscura, su influencia puede ser medida y detectada en minúsculas proporciones, sirviendo como ejemplo la existencia comprobada de agujeros negros.
La idea de este grupo de científicos de la NASA, es detectar estos pequeños cambios en el campo gravitacional, concretamente aquellos que afectan al tensor del gradiente de gravedad (GCT, por sus siglas en inglés), un tipo de tecnología que se emplea generalmente para localizar estructuras debajo de la superficie terrestre y que ahora se puede adaptar a una escala del sistema solar, debido a su resolución que supera la de la gravedad.
Para identificar los cambios en el CGT, los científicos propusieron examinar el conjunto de mediciones obtenidas del interior de la configuración tetraédrica formada por cuatro naves espaciales colocadas en órbitas elípticas cercanas al Sol. Estos datos serán proporcionados por instrumentos basados en medición laser de precisión (usada para medir los alcances entre las naves) e interferometría de ondas atómicas (técnica para la corrección de perturbaciones locales no gravitacionales). Estos instrumentos estarán instalados en las naves.
«Estamos ansiosos por explorar las cuestiones que rodean los misterios de la energía y la materia oscuras» indicó el científico Slava Turyshev, quien destacó que las causas que llevaron a su origen «siguen siendo difíciles» de comprender. «En caso de que estas ‘anomalías’ procedan de la nueva física —fenómenos aún por observar en laboratorios terrestres o aceleradores de partículas—, es posible que esta nueva fuerza se manifieste a escala del sistema solar», agregó.
La importancia del éxito de esta hipotética técnica, recae en la posibilidad de descubrir los misterios del universo, a través de las conexiones invisibles que lo conforman y que a su vez abrirían todo una mar de posibilidades para la humanidad, desde nueva tecnología energética que vuelva posible el viaje interestelar, hasta revelar de una vez y por todas el verdadero origen del cosmos.