El telescopio espacial europeo Gaia, consagrado a la cartografía de la Vía Láctea, descubrió un agujero negro de una masa récord que representa 33 veces la del Sol. Algo jamás visto en nuestra galaxia, según un estudio publicado este martes.

El objeto, bautizado Gaia BH3 y situado a dos mil años luz de la Tierra, en la constelación del Águila, pertenece a la familia de los agujeros negros estelares que surgen del colapso de estrellas masivas agonizantes.

Según los expertos, estos son mucho más pequeños que los agujeros negros supermasivos situados en el corazón de las galaxias, cuyo proceso de formación es desconocido.

Gaia BH3 es un agujero negro “durmiente”: está muy lejos de su estrella compañera para sacarle materia y no emite por lo tanto ningún rayo X, lo que hace su detección muy difícil.

A diferencia del Sol, la pequeña estrella del sistema binario de BH3 es “muy pobre en elementos más pesados que el hidrógeno y el helio”, explicó el Observatorio de París en un comunicado.

“Según la teoría, sólo las estrellas pobres en metales pueden formar un agujero negro tan masivo”, señaló Panuzzo. El estudio sugiere por lo tanto que el “progenitor” del agujero negro era una estrella masiva también pobre en metales.

La estrella del sistema, de 12 mil millones de años, “envejece muy lentamente”, mientras que la que formó el agujero negro “solo ha vivido 3 millones de años”, agregó.

“Estas estrellas pobres en metales estaban muy presentes al comienzo de la galaxia. Su estudio nos da informaciones sobre su formación”, sostuvo el científico.

Otra curiosidad de la pareja estelar es que el disco de la Vía Láctea gira en sentido contrario al de las otras estrellas. “Tal vez porque el agujero negro se habría formado en otra galaxia más pequeña que habría sido devorada en los comienzos de vida de Vía Láctea“, dijo.