Vladímir Putin comenzó su quinto mandato como presidente de Rusia el martes, en una ostentosa ceremonia de toma de posesión en el Kremlin. Este momento llega después de haber neutralizado a sus rivales políticos, haber iniciado una guerra devastadora en Ucrania y haber consolidado todo el poder en sus manos.

El nuevo mandato de Putin, que marca más de un cuarto de siglo en el poder y lo posiciona como el líder del Kremlin con más años en el cargo desde Josef Stalin, se extenderá hasta 2030, cuando pueda optar por otro período de seis años.

Durante la ceremonia en el Gran Palacio del Kremlin, Putin juró proteger la Constitución, colocando su mano sobre ella ante la mirada de una selección cuidadosa de líderes.

Putin ha transformado a Rusia desde un país en recuperación económica hasta un actor desafiante en la escena mundial. Tras la invasión de Ucrania en 2022, que ha generado el mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, Rusia ha enfrentado fuertes sanciones por parte de Occidente y ha buscado apoyo en otros regímenes como China, Irán y Corea del Norte.

La incógnita ahora es qué planes tiene Putin, de 71 años, para los próximos seis años, tanto a nivel doméstico como internacional.

Las fuerzas rusas están avanzando en Ucrania, empleando tácticas de tierra arrasada mientras Kiev enfrenta la escasez de personal y municiones. Ambos bandos sufren bajas significativas.

Ucrania ha llevado la batalla a suelo ruso con ataques de aviones no tripulados y misiles, especialmente en las regiones fronterizas.

En su discurso de toma de posesión, Putin aludió a la invasión sin mencionarla explícitamente.

“Atravesaremos este periodo difícil con dignidad y saldremos fortalecidos”, indicó el dirigente ruso en el Kremlin y añadió: “Somos una nación grande y unida, y juntos superaremos todos los obstáculos, concretaremos todo lo planeado, y juntos, ganaremos”.

Poco después de ser reelegido en marzo en una elección que muchos consideraron orquestada, Putin insinuó la posibilidad de un enfrentamiento entre la OTAN y Rusia. También expresó su deseo de establecer una zona de seguridad en Ucrania para proteger a su país de posibles ataques desde el exterior.

Sin embargo, hoy ha mostrado disposición al diálogo con Occidente sobre seguridad y estabilidad estratégica, aunque sigue defendiendo la idea de un nuevo orden mundial.

“Nosotros no rechazamos el diálogo con los países occidentales. Depende de ellos”, dijo tras jurar. Subrayó que el diálogo con Occidente en materia de seguridad y estabilidad estratégica es “posible”, pero advirtió que éste no debe transcurrir “desde una posición de fuerza”, sino “sin arrogancia, prepotencia ni exclusividad personal, y sólo en igualdad de condiciones, respetando los intereses de cada uno”.

Mientras, destacó que Rusia continúa la labor de “formación de un mundo multipolar y un sistema de seguridad equitativo e indivisible”.