El reciente avistamiento de un puma cruzando las vías en construcción del Tren Maya en Quintana Roo ha intensificado las preocupaciones de ambientalistas y defensores de la fauna silvestre sobre el impacto ambiental del proyecto.
Este avistamiento, captado en video y difundido por el colectivo #SélvameDelTren, destaca la falta de infraestructura adecuada para la movilidad de las especies endémicas en la región.
El especialista Raúl Padilla, del Jaguar Wildlife Center, confirmó que el animal en cuestión es un puma, detallando las características físicas que lo distinguen de un jaguar. Este evento ha generado una polémica, con críticas centradas en la insuficiencia de pasos seguros para animales salvajes en la construcción del Tren Maya.
En su lugar, se han implementado drenajes transversales que no cumplen adecuadamente con esta función.
El colectivo Sélvame del Tren ha documentado que, en los primeros ocho meses de operación del Tren Maya, al menos seis jaguares han sido atropellados, exacerbando la situación para la fauna local. Este hecho se suma a las críticas sobre la gestión ambiental del proyecto, que ha sido cuestionado por su impacto negativo en uno de los ecosistemas más ricos en biodiversidad de México.
El proyecto del Tren Maya, que abarca 1.500 kilómetros, pretende impulsar el desarrollo y la prosperidad en el sureste de México, una de las regiones más empobrecidas del país. Sin embargo, ha enfrentado una fuerte oposición por parte de ecologistas debido a los daños ambientales significativos que ha causado.
Entre los daños reportados se encuentran la perforación de estalactitas milenarias y la tala de 8.7 millones de árboles, así como la afectación a un sistema geológico único compuesto por aproximadamente 2.400 cenotes interconectados.
La reciente reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador con su homólogo guatemalteco, Bernardo Arévalo de León, para discutir la ampliación del Tren Maya, ocurre en medio de esta controversia.
Los ambientalistas insisten en que el proyecto ha causado un «ecocidio», debido a la falta de estudios ambientales aprobados y los daños irreversibles al ecosistema subterráneo y a los ríos subterráneos de la región.
En resumen, el avistamiento del puma y las denuncias de los ambientalistas subrayan la necesidad de revisar y mitigar los impactos ambientales del Tren Maya, incorporando medidas efectivas para proteger la fauna y flora locales mientras se persigue el desarrollo económico de la región.
