Las cenizas de Clara Krause, la esposa de Felipe Ángeles, uno de los héroes populares de la revolución mexicana, emprenden este jueves su camino hacia México para reunirse con su amado, 105 años después del fallecimiento de ambos.
La icónica catedral católica de San Patrick de Nueva York acogió este jueves a varios descendientes de la mexicana y representantes del Consulado de su país en una ceremonia en la que se recordó el legado de Krause, una figura desconocida para muchos pero que tuvo una enorme influencia en el militar.
Felipe Ángeles (1868-1919) defendió el gobierno de Francisco I. Madero en 1913, durante el golpe de Estado de un grupo de disidentes liderados por el general Victoriano Huerta -que tras ello se convirtió en presidente-, y fue fusilado en 1919 por unirse a las fuerzas revolucionarias en contra del golpista.
Mientras su marido luchaba en la revolución mexicana, Clara Krause (1876-1919), que se había mudado a Nueva York para proteger a sus hijos, lloraba por la incertidumbre sobre la suerte de su esposo.
Tal fue su sufrimiento que cuatro días después de la muerte del artillero Krause falleció a causa de un infarto provocado por una crisis nerviosa.
Una íntima ceremonia cargada de simbolismo
Con las cenizas de Krause en la mano, el sacerdote Alejandro Sánchez, también de origen mexicano, entró a la imponente iglesia seguido del cónsul Jorge Islas, y los familiares de la difunta, mientras entre las paredes de la enorme capilla resonaba una emotiva ópera cantada en directo.
«Felipe murió por sus ideales, y no muy lejos, algunos días después, su esposa Clara también moría. Fue una muerte natural que les une en una vida más plena», señaló el Padre en español, rodeado de las coloridas vidrieras de la catedral y bajo la imagen de la Virgen María.
Aunque los organizadores habían previsto una ceremonia íntima, solo pudieron acotar un espacio de la inmensa catedral, alrededor del cual deambulaban las decenas de turistas que visitaban la iglesia y observaban curiosos la escena.
Aunque a día de hoy la figura de Clara es desconocida para la mayoría, su fallecimiento tuvo eco en los medios más importantes de la época, como el The New York Times, que señalaba como causa directa de la muerte «el agotamiento nervioso provocado por la preocupación por el General, una de las figuras más notables de México».
Krause había sido olvidada, incluso, por sus descendientes, como su bisnieta María Eugenia: «En la universidad leí muchos libros sobre México, la revolución y el héroe Felipe Ángeles, pero nada sobre Clara», recordó en la misa la mujer, nacida en EE.UU. y que se expresa en inglés.
Por su parte, el Padre aseguró que no se puede hablar de Felipe Ángeles sin mencionar a Krause: «Sería injusto decir que sus ideales eran solo de él y no también de su esposa Clara».
El acto también estuvo cargado de simbolismo porque, en palabras de Jorge Islas, representa la unión entre el país latino y Estados Unidos, pues entre los descendientes de la difunta hay tanto mexicanos como estadounidenses.
«La familia Ángeles fue pionera de lo que luego se convertiría con el tiempo en una relación bicultural entre México y EE.UU, una hermandad como sociedades que, por circunstancias diversas, hoy nos mantiene unidos», subrayó.
La ceremonia terminó con una procesión liderada por el cónsul, que portaba las cenizas, y seguida por el Padre y los familiares de Krause, que al ritmo de la emotiva canción ‘México querido’ cantada por unos mariachis honraron el legado de la mexicana y celebraron su repatriación ante la mirada de los turistas. EFE