En 2019, la historia de Stephen y Magic, dos pingüinos Papúa del acuario de Sídney, Australia, dio la vuelta al mundo al ser reconocidos como los mejores padres de su colonia. Lo que comenzó como un encuentro casual entre aves se convirtió en una conmovedora historia de amor.

«Stephen y Magic se atrajeron desde el principio, iniciaron con reverencias para luego darse algunos regalos (guijarros) y cantarse mutuamente», relatan sus cuidadores.

Durante la temporada de apareamiento, ambos optaron por formar un nido juntos en lugar de cortejar a otras parejas. Después de cuidar con devoción un huevo falso, los cuidadores les permitieron adoptar un huevo abandonado, lo que marcó el inicio de la crianza exitosa de su hija, Sphengic.

La historia de estos pingüinos no es un caso aislado; en Berlín, Skip y Ping, pingüinos emperador, también se destacaron por su capacidad para la adopción, mientras que en Dinamarca, dos pingüinos protagonizaron un inusual incidente al robar un polluelo a una pareja heterosexual descuidada.

Aunque estos eventos han sido observados en cautiverio, las relaciones entre animales del mismo sexo son más comunes en la naturaleza de lo que se creía, según un estudio que documenta casos en más de mil 500 especies.

En un contexto más amplio, la diversidad sexual en el reino animal ha sido objeto de estudio y controversia. En 2007, un estudio sobre la homosexualidad en ovejas desató polémica, aunque se desmintió la idea de intentar «erradicar» esta conducta, demostrando que hasta el 8 por ciento de los carneros prefieren parejas del mismo sexo.

Incluso en especies como los cisnes negros, se ha observado que las parejas del mismo sexo pueden durar años y participar activamente en la crianza de crías.

«La diversidad en la naturaleza tiene múltiples dimensiones«, concluyen los investigadores, subrayando la importancia de entender y respetar la diversidad sexual en todos los ámbitos de la vida animal.

Este fenómeno se extiende más allá de los pingüinos y los cisnes, como lo evidencian estudios sobre albatros de Laysan y serpientes de liga de lados rojos, que también muestran comportamientos de apareamiento y cortejo entre individuos del mismo sexo.

En resumen, la historia de Stephen y Magic no solo es una historia de amor singular entre pingüinos, sino también un recordatorio de que la diversidad sexual es una realidad extendida en el mundo natural, merecedora de estudio y comprensión.