La instalación de una estatua de Poseidón en las playas de Puerto Progreso, Yucatán, ha desatado un debate cultural y ambiental que culminó con su clausura por parte de la Profepa debido a la falta de autorización de impacto ambiental. Esta decisión llega después de semanas de intensa controversia local, donde algunos residentes atribuyeron las recientes lluvias e inundaciones en la región al descontento del dios maya de la lluvia, Chaac, por la presencia del dios griego en su territorio.

El conflicto comenzó cuando el Ayuntamiento de Progreso de Castro decidió instalar la estatua de Poseidón en el Malecón Internacional de Progreso, frente al Playón, sin seguir los procedimientos legales necesarios. La estructura, colocada a 25 metros mar adentro, generó protestas y llamados públicos para su remoción, alimentados por teorías virales en redes sociales que conectaban las tormentas y fenómenos climáticos adversos en la región con la ira de Chaac.

La Profepa tomó la decisión de clausurar la estatua tras determinar que no se había obtenido la autorización correspondiente de la Semarnat para instalar una estructura en un área de agua marina, lo cual contraviene las normativas ambientales vigentes. Esta medida no solo busca salvaguardar el entorno natural de la zona, sino también responder a las preocupaciones y creencias locales que consideran crucial el respeto a las deidades y tradiciones mayas.

El impacto cultural de la controversia se ha extendido más allá de los límites de Yucatán, atrayendo la atención de turistas y medios nacionales e internacionales que han seguido de cerca la evolución de los eventos. La figura de Poseidón, inicialmente recibida con curiosidad y entusiasmo por algunos, se convirtió en un símbolo de discordia y reflexión sobre la importancia del respeto a las creencias ancestrales y al medio ambiente en un estado con una rica historia cultural y natural.

El futuro de la estatua de Poseidón en Puerto Progreso ahora queda en suspenso, mientras las autoridades ambientales y locales trabajan en determinar los pasos a seguir. Mientras tanto, la comunidad sigue dividida entre aquellos que defienden la libertad artística y cultural y aquellos que abogan por el respeto y la preservación de las tradiciones locales.